BOSQUIMANOS – PRIMEROS `COMUNISTAS´

Los bosquimanos son el pueblo más antiguo de la Tierra. Por eso no tienen gobierno, políticos ni propiedad privada. Eligen a sus jefes según su sabiduría y grado de generosidad. Pero para su desgracia, bajo las arenas del desierto del Kalahari donde vive la mayoría, se han encontrado las principales reservas de diamantes del mundo. Acosados por el gobierno de Botswana, que les aprecia menos que a sus elefantes, y por las multinacionales de las piedras preciosas, ahora les quitan hasta el agua para beber. Con este reportaje, GEA PHOTOWORDS continúa la serie en colaboración con la ong SURVIVAL  (www.survival.es) sobre la tribus más amenazadas del planeta.

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Amanece en el asentamiento bosquimano en el CKGR.

FOTO  ©  Steve Morgan

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Por Juan Carlos de la Cal, miembro de GEA PHOTOWORDS

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«Cuando alguien dice, vosotros los bosquimanos no tenéis gobierno, nosotros les decimos que nuestros más lejanos antepasados de hace mucho tiempo tenían un gobierno y era un carbón reluciente del fuego del lugar en que habíamos estado viviendo y lo usábamos para encender el fuego del nuevo lugar al que íbamos…”

Los bosquimanos (del afrikáans, “boschjesman”: «hombre del bosque») constituyen el pueblo más antiguo del planeta. Hace aproximadamente 100.000 años que se separaron de otras poblaciones de “homo sapiens”. Nada menos desde el fin de la última glaciación. ¿Se imaginan lo que era el sur de África en esa época? Nacieron antes que cualquier gobierno. Algunos antropólogos les califican, incluso, como “los primeros comunistas” de la historia.

De hecho, tienen una organización política envidiable: las decisiones se toman en asamblea, y no por mayoría, sino por consenso; no se reconoce la figura del jefe de la tribu. Y el líder basa su limitada autoridad en su prestigio y generosidad: el que da más a los demás. Igualito que nuestros políticos actuales. Volvemos a preguntarnos: ¿por qué, entonces, les llaman “pueblo primitivo”?

Según cálculos recientes, son alrededor de 100.000 individuos que actualmente viven dispersos en el desierto del Kalahari, en el sur de Angola y en los pantanos del Okavango. Su modo de vida también nos hace replantearnos para que nos sirve esta sociedad de consumo. No acaparan, no tienen concepto de la propiedad privada ni de “posesión” incorporado en sus genes. Trabajan en la caza (hombres) un promedio de 16 horas semanales, y en la recolección (mujeres) dos o tres días (mañana y tarde) a la semana. Así satisfacen sus necesidades básicas. Su vida es fácil, relativamente libre de enfermedades y pacífica (nada hay que robar puesto que nadie tiene nada), donde la violencia es algo raro.

Los bosquimanos son de pequeña estatura, su piel es de color crema y lleva el cabello muy corto. Además conservan costumbres muy curiosas y muy útiles también, como la de almacenar el agua dentro de huevos de avestruz sellados con cera y enterrados, o hablar una lengua que, además de vocales y consonantes, incorpora chasquidos. Casi el 70% de sus palabras comienzan con uno, y se representan en escritura por signos como ? ! o //.. Signos de exclamación que simplifican, aún más, su modélica vida.

 

DIAMANTES SIN DESAYUNO

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Pero su desgracia, como la mayoría de los pueblos más castigados de África, es haber nacido literalmente sobre un tesoro. Resulta que bajo las arenas del desierto están las mayores reservas de diamantes del mundo.

En 1.961 se creó la Reserva de Caza del Kalahari Central, en Botswana, para proteger el territorio de 5.000 bosquimanos gana, gwi y tsila, así como a los animales de la zona de los que estas tribus dependen para vivir. Sin embargo, a comienzos de la década de los años ochenta, se descubrieron diamantes en la reserva. Poco después, ministros del Gobierno se trasladaron al lugar para decir a los bosquimanos que tendrían que abandonar sus hogares a causa del hallazgo del tesoro.

Se sabe que el principal yacimiento está ubicado en una comunidad bosquimana llamada Gope.

En mayo de 2007, De Beers -multinacional sudafricana de diamantes- vendió su depósito en Gope a otra gran empresa, Gem Diamonds, por 34 millones de dólares. Nadie se ocupó de sus genuinos habitantes. Desde entonces Gem Diamonds ha declarado públicamente que el yacimiento podría estar valorado en más de 3.300 millones de dólares (tomando como referencia los precios de 2007) y proyecta construir una mina en Gope cuando las condiciones económicas sean favorables.

El Gobierno de Botswana se encuentra en proceso de aprobar la construcción de la mina. Para ello acosa a los bosquimanos desalojándolos sistemáticamente de sus tierras por medio de amenazas y llevándoselos en camiones. A los que se resisten, les arrasan sus aldeas, cierran las escuelas y, lo que es más importante, destruyen sus pozos de agua. Tras el último desalojo, el Gobierno selló el único pozo y retiró la bomba de agua, lo que lo hacía inservible del todo. Aquellos bosquimanos que regresaron a la Reserva se vieron obligados a sobrevivir con el agua que recogían en las charcas poco profundas que se formaban con las lluvias, y con la hidratación que les proporcionaban melones y raíces. La vida era extremadamente difícil durante la estación seca, y al menos una mujer murió de hambre y sed.

Mientras tanto, el Gobierno permitió a una empresa de diamantes que usase todo el agua que necesitara dentro de la Reserva, excavó nuevos pozos para animales salvajes con financiación de la empresa de joyería Tiffany & Co y dio luz verde a Wilderness Safaris para abrir un alojamiento turístico en la Reserva, con piscina incluida que llenan con el agua que les han quitado a los bosquimanos.

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Exiliado del Kalahari.

FOTO  ©  Steve Morgan

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ACOSO SIN AGUA

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La rápida acción de ONGs como Survival, que denunciaron el caso en los tribunales internacionales, consiguió que el Tribunal Supremo de Botswana considerara ilegal estos desalojos. El mundo supo de este drama cuando, de la noche a la mañana, miles de manifestantes movidos por esta organización de defensa de las tribus indígenas se agolpaban frente a los escaparates de Tiffany en París, Londres, San Francisco, Berlín y Madrid. Sin duda, a Audrey Hepburn se le habría atragantado el croissant de su famosa película al contemplar la escena. Esta victoria sin precedentes consiguió que muchos bosquimanos volvieran a sus tierras: la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR por sus siglas en inglés).

Pero el acoso continúa.

La semana pasada, según denunció SURVIVAL, tres niños bosquimanosfueron encarcelados por la policía paramilitar de Botsuana por posesión de carne de antílope dentro de la CKGR. Aunque ya están en libertad, han salido a la luz nuevas informaciones sobre acoso e intimidación a los bosquimanos, cuyas detenciones aumentan sin cesar. En esos días, los guardas forestales dieron una paliza a un bosquimano llamado Amogelang Segootsane, y le confiscaron fruta y bayas, diciéndole que esa comida “es para los animales, no para los humanos”. En noviembre, otros dos bosquimanos fueron arrestados y torturados por matar un antílope, y se les impuso una multa de 190 dólares a cada uno. Otros cuatro hombres esperan esta semana su juicio por cazar dentro de la reserva.

La desesperación de los bosquimanos aumenta a medida que el Gobierno va haciendo imposible sus vidas dentro de la CKGR. La tribu depende de la caza y de la recolección de frutas y bayas para alimentar a sus familias. Sin embargo, desde la sentencia del Tribunal Supremo, las autoridades no han emitido ni un solo permiso de caza para ellos. Ahora se enfrentan a la inanición, o a depender de las ayudas del Gobierno, que solo están disponibles en los campos de reasentamiento fuera de la reserva. Los bosquimanos llaman a estos sitios “lugares de la muerte”. Rara vez pueden cazar y, cuando intentan hacerlo, son detenidos o golpeados. De este modo, dependen casi totalmente en las limosnas que les da el Gobierno. En este momento son víctimas del alcoholismo, el aburrimiento, la depresión y enfermedades como la tuberculosis y el SIDA.

“La conservación medioambiental lleva mucho tiempo siendo la excusa para aterrorizar a los bosquimanos y conseguir que abandonen su hogar en el desierto, y no es una coincidencia que el presidente Khama sea miembro de la Junta Directiva de una de las organizaciones conservacionistas más grandes del mundo, Conservation International. Esta ONG estadounidense obviamente conoce el atroz historial de derechos humanos de su director. ¿Realmente Khama cree que unos pocos cientos de bosquimanos ponen en peligro el bienestar de la CKGR (un área dos veces mayor que Ruanda) que una mina de diamantes? Lo único seguro aquí es que Survival está decidida a hacer lo que sea necesario para apoyar a los bosquimanos. Boicots, protestas, manifestaciones, o respaldar un caso judicial: no descartamos ninguna de estas opciones si esta escalada de acoso no cesa de inmediato”, asegura el director de Survival, Stephen Corry.

Sin agua pero con diamantes. Sin caza pero con turistas tomando cócteles en la piscina. Protegidos por la ley pero encarcelados por coger bayas de los árboles. Sin gobierno propio pero a merced de los políticos de sociedades corruptas. Sin duda, al pueblo más antiguo del mundo le iba mejor al principio de los tiempos cuando se premiaba con el liderazgo al que más daba. No al que más quitaba.

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