CAR SHARING

El concepto de Car Sharing es un gran desconocido para muchos ciudadanos españoles. Consiste en asociarse a una red de coches compartidos como sustitutivo del vehículo privado en las grandes ciudades. El beneficio social y medioambiental que desempeñan es intangible. Y también el económico. En Londres, más de 150.000 personas usan ya esta opción y se esperá que al final de esta década sean 15 millones los europeos que se apunten a ella. En España empiezan a aflorar empresas que ofrecen este servicio.

Coche circulando por las calles de Palestina.

FOTO  ©  Sara Janini, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Por Alba Sánchez Serradilla para GEA PHOTOWORDS

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El sistema consiste en asociarse a una red de coches compartidos como sustitutivo del vehículo privado y complementario del transporte público. Un coche de la red urbana de car sharing da servicio a una media de más de quince usuarios en el caso de España. El usuario dispone mediante su tarjeta de socio de una flota de vehículos de diferentes características repartidos por toda la ciudad, y previa reserva puede acceder a los coches por horas e incluso por menos tiempo. La flexibilidad es máxima.

Se trata de un servicio de una practicidad comprobada para desahogar el tráfico y las emisiones contaminantes de las grandes urbes. En numerosas ciudades de diferentes países ya es un referente de movilidad y cuenta con gran número de usuarios que crece año tras año.

Londres es un buen ejemplo del éxito de sistema Car Sharing. En esta ciudad el servicio existe desde hace más de diez años y cuenta con más de 150.000 usuarios y 2.930 coches. Según la última encuesta del Transport Research Laboratory, un 77% de los usuarios valora muy positivamente los servicios de car Sharing en la capital británica, el 75% de los encuestados no posee coche propio, los coches en propiedad se han reducido en un 20% a raíz del uso del Car Sharing y un 68% de los usuarios han abandonado la idea de comprar un coche desde que se apuntaron al servicio de coches compartidos.

En el caso de España, el Car Sharing empieza a despegar de la mano de proveedores como Avancar en Barcelona, o Respiro en Madrid, que ofrecen amplias flotas de coches de distintas características (compactos, familiares, furgonetas, híbridos, manuales o automáticos) para adaptarse a las necesidades de cualquier usuario.

Las expectativas de futuro no podrían ser más positivas: Franck Leveque, analista de automoción y transporte para la consultora Frost & Sullivan está de acuerdo con que este sistema ofrece un futuro de sostenibilidad a las ciudades y añade: «Car Sharing está creciendo a una velocidad que no habíamos visto antes. En el 2020 creemos que habrá 15 millones de usuarios de Car Sharing sólo en Europa con más de 140.000 vehículos operando».

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RESPONSABILIDAD SOCIAL

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El Car Sharing es sin duda un servicio a tener en cuenta por diversos motivos: uno de los más importantes es la insostenibilidad ecológica de tener un coche privado, cada vez mayor en grandes ciudades con problemas de contaminación, aparcamiento o saturación del tráfico. Desde el punto de vista medioambiental un coche se traduce en menos emisiones contaminantes a la atmósfera y menos coches en circulación (se estipula que cada coche compartido retira diez coches de las calles), algo sumamente positivo para el medio ambiente y la calidad de vida en la ciudad.

En el caso de Madrid, por ejemplo, la zona centro de la ciudad se ha caracterizado desde hace años por la intransitabilidad de la misma en lo que al tráfico de vehículos se refiere, la desmesurada presencia de coches y las emisiones contaminantes que conllevan. Todo esto unido a un mayor malestar para peatones o ciclistas, y algunos perjuicios para el correcto funcionamiento del transporte público.

El uso del coche privado ha llegado a los límites de lo irracional y es que las estadísticas hablan por sí solas: un coche privado pasa aparcado el noventa por ciento de su vida útil en ciudades como Madrid. A cambio exige gastos económicos altísimos, por lo que este factor también ha de ser tenido en cuenta: el car sharing es notablemente más barato que el coche privado, suponiendo un ahorro de más de 4.000 euros al año en seguro, mantenimiento, combustible y demás gastos asociados al automóvil en propiedad.

Estamos ante la nueva forma de tener coche, de hacer ciudades inteligentes, ecológicas y sostenibles. Empresas de car sharing como Respiro Madrid van un paso más lejos en materia de concienciación medioambiental y cumplen con rigurosidad el compromiso Carbono Neutral, consistente en pagar compensaciones a las emisiones contaminantes de todos sus coches –que ya son de bajas emisiones o híbridos- según lo establecido en el Protocolo de Kioto. Dicha compensación se materializa en proyectos de reforestación o inversiones en energías renovables en países emergentes.

Los usuarios no se contentan con un servicio: cada vez exigen mayor compromiso medio ambiental y mayor responsabilidad por parte de la empresa. Miki, usuario de Respiro, confirma el compromiso ciudadano de los usuarios de Car Sharing: «Me encanta ver que en plena crisis una empresa innovadora y respetuosa con el medio ambiente mejora sus servicios».

Con iniciativas como el Car Sharing las grandes ciudades españolas ya ofrecen alternativas a una movilidad tradicional, que  se muestra cada vez más insostenible y atenta gravemente contra el medio ambiente. Con el compromiso de los usuarios y las decisiones adecuadas, podemos reducir mucho nuestra huella de carbono, y así actuar de forma efectiva contra las grandes amenazas de la vida en la tierra.

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Alba Sánchez Serradilla es Licenciada en Periodismo y estudiante de Máster en Comunicación Social. Implicada en diferentes ONG desde los diecinueve años a través de programas de voluntariado o como profesional, ha hecho de la comunicación al desarrollo su especialidad periodística a raíz de sus varias nquietudes solidarias.
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