EGIPTO – PERIODISTAS = `TERRORISTAS´ (I)

El pasado 25 de enero, el fotoperiodista colombiano Felipe Camacho fue arrestado y agredido por la policía egipcia cuando cubría en El Cairo el aniversario de los tres años de la `revolución´ que acabó con la presidencia de Hosni Mubarak. La noticia de su detención fue publicada en un periódico local con un pie de foto que decía: ‘`joven musulmán terrorista arrestado durante protestas’´. Felipe ha escrito este reportaje, en dos entregas, para GEA PHOTOWORDS donde nos cuenta lo que se está viviendo en Egipto en estos momentos desde su experiencia como víctima de la censura a la libertad de prensa en Egipto. Un país donde los informadores incómodos son considerados como `terroristas´.

 

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Manifestaciones en El Cairo.

FOTO  ©   Felipe Camacho

 

Por Felipe Camacho para GEA PHOTOWORDS

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– ¿Para qué es esto?

– Para grabar

–  ¿Para grabar qué?

–  Sonidos

– ¿Sonidos? ¿Sonidos de qué?

– Voces de la gente.

– ¿De cuál gente?

– De los que celebran los tres años de la revolución…..

– Ellos no tienen nada que decir, nos quedamos con esto. El día que usted se vaya se lo devolvemos.

 

Así fue mi entrada al Cairo el 22 de enero de este año. Después de varias horas de espera y varios interrogatorios pude entrar con las cámaras fotográficas, pero no con los micrófonos ni la grabadora que llevaba. En el taxi de ida al hotel me enfrentó a un tráfico denso y sin ninguna señal, una selva donde cada quién busca su puesto, avanza como quiere y en cuanto puede. El taxista me pregunta qué edad tengo, si estoy casado, si tengo hijos. Él, orgulloso, me cuenta que tiene 33 años y tres hijos. Lo visto y escuchado en ese trayecto reafirman un estereotipo que me había formado previamente: el Cairo es una ciudad sobrepoblada a la que no le cabe ni un auto, ni una persona, ni una corriente religiosa o política más.

Al llegar al centro de la ciudad me encuentro con mi amigo Mohammed El Shamy, fotoperiodista, a quién acompañé durante el resto de mi estadía en la cobertura de las diferentes manifestaciones convocadas por la Cofradía de los Hermanos Musulmanes que tuvieron lugar antes del 25 enero.

 

DEL RAIS AL MARISCAL

 

Un poco de historia para entender dónde estoy y por qué razón. Hace tres años, el 25 de enero, miles de jóvenes ocuparon las principales plazas de Egipto, como Tahrir en El Cairo, en manifestaciones pro-democráticas. Su principal reclamo era la apertura del sistema vigente que, desde hace varias décadas atrás, sólo representaba los intereses corruptos de unos pocos. La protesta se transformó en una revolución popular de millones de egipcios aglutinados bajo una misma consigna: expulsar al Rais: el presidente Hosni Mubarak, uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la región y aferrado al poder después de casi 30 años.  Y lo lograron en tan solo 18 días.

La Revolución Democrática, como la llamaron entonces los egipcios, sólo podía ser consolidada con elecciones libres. Y ello implicaba aceptar en la contienda a la única oposición política del país: la Hermandad Musulmana prohibida durante la era despótica de Mubarak. El 24 de junio del 2012 los Hermanos Musulmanes llegan al poder liderados por Mohamed Morsi, quien sale victorioso en las urnas y se convierte así en el primer presidente elegido democráticamente en toda la historia de Egipto. Sin embargo, su autoridad nunca pudo consolidarse. Una parte de la población temía que los Hermanos Musulmanes impusieran al país una agenda ultra religiosa. Este miedo de unos sectores a un Estado islamista fue atizado y aprovechado por el General Abdel Fattah el-Sisi, Ministro de Defensa nombrado por Morsi, para justificar el golpe de Estado del 3 de julio del 2013. Los militares deponen al presidente Morsi y, como cabeza visible del nuevo régimen dictatorial, declaran a Adli Mansur presidente interino.

 

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Manifestaciones en El Cairo.

FOTO  ©   Felipe Camacho

 

El 14 y 15 de enero de este año y tras más de siete meses de manifestaciones en protesta por el golpe de Estado contra Mohamed Morsi, un 98,1 % de votantes dijo sí en referendo a la Nueva Constitución propuesta por el gobierno pro militarista. Un resultado que el Ejército presentó a su antojo y conveniencia como autorización popular a la celebración de nuevas elecciones, aún cuando la pobre participación de esta consulta popular alcanzó apenas el 33% de los autorizados para votar. El General Abdel Fattah Sissi, jefe del Ejército y  hombre fuerte de Egipto, el hombre que orquestó el golpe contra Morsi, fue ascendido al rango de Mariscal en menos de una semana después de celebrada la consulta popular de enero pasado. Y anunció lo que ya todos sabían: su candidatura para las elecciones presidenciales anticipadas que tendrán lugar en marzo.

A mi llegada a Egipto, tres años después de la Revolución Democrática que derrocó a Mubarak y recién celebrado el referendo constitucional propuesto por los militares, encuentro un país sumido en la violencia. Varias facciones se mantienen en las calles luchando por reivindicaciones específicas. Algunos están a favor de la Hermandad Musulmana, mientras que otros forman parte de grupos como el Movimiento Juvenil 6 de abril, líderes de la Revolución Democrática del 2011 y quienes actualmente, además de ser los opositores a Mubarak, desaprueban tanto a Morsi como a los jefes militares. De ese abanico, también forman parte los adeptos de los militares, quienes apoyan al general Abdel Fattah el-Sisi para que asuma la presidencia del país.

Todos abogan por la democracia, pero hasta el momento no existe ninguna garantía para su ejercicio. Ello sin contar con el hecho que la libertad de prensa es considerada como una amenaza a la estabilidad del régimen instaurado por los militares.

 

OFENSIVA CONTRA LA PRENSA

 

Quizás nadie en Egipto ha sido testigo de primera mano de la amplia ofensiva contra la prensa como los hermanos Elshamy. Tres de los cuatro hermanos de la familia trabajan como periodistas. El mayor, Abdullah Elshamy, ha estado en prisión sin cargos durante más 160 días. Fue detenido junto con varios otros miembros del equipo del canal qatarí Al Jazeera el 14 de agosto del 2013 mientras cubría las violentas manifestaciones reprimidas por la policía en el campamento de protesta de la Hermandad Musulmana, en la Plaza Rabaa del Cairo.

El otro hermano, Mohamed Elshamy, es fotógrafo de la agencia Anadolu y fue arrestado en mi compañía el 28 de enero pasado cuando salía de su oficina cerca de la Embajada de EE.UU. Estuvimos  detenidos durante seis horas antes de ser liberados. Mosa’ab Elshamy, el más joven de los tres, pasó varias semanas en la cárcel tras ser detenido durante la cobertura de la revuelta popular contra Mubarak en el 2011.

Mohammed me cuenta: »Después del golpe de Estado del 3 julio del 2012 contra Morsi, la situación en Egipto se ha ido deteriorando política, social y económicamente. El Estado ha cometido varias masacres y ha participado en represiones y detenciones masivas. El número de víctimas sólo va en aumento y, por desgracia, todo esto se ha logrado con la indiferencia de la sociedad. La idea de libertad política actual es irónica de cara a este régimen militar».

El 24 de enero, el Cairo se despertó entre bombas. Una gran explosión frente a un complejo de las fuerzas de seguridad situado en el centro dejó un saldo de cuatro personas muertas y provocó heridas a otras 76. La segunda explosión ocurrió en una estación de metro, cerca al barrio Dokki, dando muerte a un agente de policía y dejando heridas a una decena de personas. Dos explosiones más tuvieron lugar en el transcurso del día cerca de las pirámides. Una al frente de la escuela de cine del Estado y en la que perdió la vida una persona, la otra de escasa potencia no ocasionó víctimas. Ansar Bayt al-Maqdis, una organización yihadista con base en el Sinaí, reivindicó los cuatro ataques con explosivos.

Ese mismo día hubo varias manifestaciones de los Hermanos Musulmanes, el histórico movimiento islamista al que pertenece el derrocado presidente Morsi y que desde el 25 de diciembre pasado fue declarado organización terrorista por el actual gobierno egipcio. En las Manifestaciones de los Hermanos Musulmanes murieron 12 personas y, aunque en ninguna oportunidad esta cofradía reivindicó la autoría de los atentados de la jornada ni de las otras explosiones ocurridas durante estos meses convulsos, para muchos egipcios y, especialmente, para el régimen militar ellos son los responsables y lo deben pagar con sangre.  Sobre la base de esta verdad sentada, la policía dispersa violentamente y encarcela a manifestantes cada vez que  los Hermanos Musulmanes realizan una marcha.

Veo en las calles un país polarizado. O se está con el General –hoy Mariscal- Abdel Fattá Sisi o se está contra él. En este último caso, lo más seguro es que seas considerado terrorista. El Cairo está totalmente militarizado, hay uniformados en cada esquina. El presidente interino Adli Mansur, quien ocupa la jefatura del Gobierno tras el golpe de Estado contra Mohammed Morsi, advierte a los egipcios que si la situación así lo requiere «no dudará» en tomar medidas « excepcionales y extraordinarias » para devolver la seguridad y la estabilidad a su país «frente a la amenaza terrorista».

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