HAITÍ – ¿TIERRA DE ESPERANZA?

Dos años después del seísmo que destruyó Haití, el mundo empieza a preguntarse si realmente hay esperanza de que algún día se recupere como nación. Sin embargo, hay quién apuesta firme por ello. El realizador Asier Reino ha intentado demostrar que la combatividad de la población del país más pobre de América quiere seguir estando en la memoria de todos. Su documental `Haití: tierra de esperanza´ está siendo emitido reiteradamente en distintas cadenas de televisión, contribuyendo así a plantear si hay futuro para una de las naciones más castigadas en un planeta injustamente repartido.

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 Campamento de desplazados de Pinchenat a los tres meses del terremoto.

FOTO  ©  Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Por Cristina Martínez Sacristán para GEA PHOTOWORDS

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El pasado 20 de junio fue el Día Mundial de las Personas Refugiadas. Diferentes ONGs, y de forma especial Acnur, han querido dar visibilidad a los acuciantes problemas que sufre la mayoría de la población mundial. Y es que, según el periodista y realizador Asier Reino, “tanto la pobreza como los conflictos son partes necesarias del engranaje. Sin ellos el sistema no funcionaría”. En su documental Haití: Tierra de esperanza, muchos de sus protagonistas visualizan con claridad esta situación: hay una tarta y los poderosos se llevan la mayor parte, para lo que necesitan pobres que sustenten su poder.

TVE está proyectando en sus diversos canales desde finales de mayo este interesante documental del autor de origen bilbaíno y, próximamente, ETB a buen seguro se unirá a su emisión. Y es que la trayectoria de Asier en este campo es nutrida. No en vano lleva la mayor parte de su vida recorriendo el planeta para plasmar rostros, testimonios, colores y paisajes. Amante de la justicia desde que comenzó en radio, siendo aún un universitario, participó de forma muy intensa en lo que actualmente es la ONG Mundubat y después fue a parar a Madrid, desde donde viene trabajando como reportero de alcance, en diversos formatos.

Su productora, Lacomuna Vertical, “sigue viva porque la formamos gente que nunca tuvimos como objetivo de vida el ganar mucho dinero. Tenemos pocos gastos fijos, y los excedentes los utilizamos para hacer los proyectos que nos gustan, que siempre van por el lado de la sensibilización y la denuncia de lo que nosotros consideramos injusto”, explica a GEA PHOTOWORDS.

El periodista de familia de periodistas ya había estado en Haití en 2004, y Cesal le planteó el reto de acudir de nuevo allí para comprobar si había esperanza en el país caribeño. “Me había parecido el lugar más complicado, difícil y desagradable donde había estado, mi visión era totalmente negativa. Así que acepté el desafío, pero nunca me llegué a creer del todo que fuera a encontrar esperanza. Pero ni para Haití ni otros muchos países hay esperanza si el sistema económico mundial sigue formulado tal y como lo está ahora”.

 

Otro modelo económico

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No es el primero que ha retratado Haití, pero el mensaje de este documental está calando, poco a poco, como una lluvia fina. En él oiremos las voces del dibujante Forges, el cocinero José Andrés, la historiadora Suzy Castor, el cineasta Arnold Antonín y el periodista Juan Ramón Lucas, entre otros. Por su parte, Soraya Rodríguez, entrevistada también en el documental, denunciaba en su presentación en Madrid cómo la entrada en el poder del PP ha supuesto una reducción drástica en las ayudas a la cooperación. Entre los protagonistas de sus pequeños relatos se halla, por ejemplo, la franciscana Sor Marchela, quien ayuda en los barrios más conflictivos a que sus habitantes conviertan sus chabolas en casas de ladrillos “sin ayudas de gobiernos”.

En el caso del reportero de TVE Francisco Magallón, también ha expuesto este mes en Madrid su batería de fotos «Reconstruyendo Haití, reconstruyendo Derechos», con ayuda de Cruz Roja Española y la Comunidad de Madrid. Según el propio Francisco, quiso plasmar en esta muestra “un país castigado y atormentado por la historia pero con unos habitantes dispuestos a abandonar ahora los recuerdos de catástrofe para convertirlos en futuro”. En el documental de Reino se incide en la triste visibilidad que el terremoto dio a la enorme pobreza que lo caracterizaba antes de enero de 2010. El país más pobre de todo el continente americano.

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Imagen de `Haití: tierra de esperanza´ de Asier del Reino.

La esperanza para Haití vendría, según observa Asier Reino, “en que sus ciudadanos vivan mejor y no sean esclavos de unos gobiernos internacionales que fomenten lacorrupción y la pobreza del país, desarmando todo el sistema económico que tenemos ahora y cambiando las relaciones entre países”.

¿Y sería homologable su situación a la de un Darfur, un Congo, un Irak?:

“Sí. Son las dos caras de una misma y asquerosa moneda: tanto la pobreza como los conflictos son partes necesarias del engranaje. Sin ellos, el sistema no funcionaría”.

Y la crisis global, ¿podría conllevar una revolución en la forma de distribuir los bienes en el mundo?:

“Tras tantos años con la mochila en la espalda y la cámara al hombro, es la única esperanza que me queda. La única solución que veo para toda esa gente maltratada -que es mayoría- es que el sistema estalle, que se convierta en insostenible, como parece que puede estar ahora pasando. Y que eso obligue a los que lo sostienen a aceptar un replanteamiento, aunque no sea por justicia, y sólo sea por salvar el culo ante la que les puede venir de seguir con la desvergüenza de planeta que se han montado. Y es que, si la gente se uniera, podría cambiar las cosas. Aunque se van a resistir con uñas y dientes y van a seguir, como han hecho ahora con Grecia, amañando todo lo que esté a su alcance para que no estalle. Pero igual se les va de las manos”, reflexiona Asier.

 

Dolor con rostro de mujer

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Como tantos voluntarios y reporteros, Asier suele ser testigo en sus viajes de que “las mujeres siempre están peor donde la cosa está peor. Y eso que su papel, siempre fundamental en todas las sociedades,  es mucho más vital en las menos ‘desarrolladas’”. En el caso de Haití, “son ellas las que tiran de esa sociedad, del mismo modo que las saharauis lo hacen en los campamentos de refugiados de Argelia. Lo que pasa es que allí, pese a todo, se las respeta mucho más que en lugares como Haití”, señala el director de Haití: Tierra de esperanza.

Esta visión es también compartida por Francisco Magallón: “en Darfur, como en el caso de las gitanas rumanas, la mujer vale menos que un burro de carga». Sin embargo, no pudo ser plasmada en el documental como Asier habría querido, de forma que incidirá más en el protagonismo de “ellas” en la siguiente serie documental que ha ido preparando laboriosamente, «Retorno a África», un conjunto de cintas repletas de testimonios y bellas imágenes.

Haití, a diferencia de otros países con serios problemas, sí estuvo presente en la última edición de Fitur, “para decir que este será un año de buenas oportunidades, pues tenemos un producto que no solo muestra las bellezas típicas del Caribe, sino que además cuenta con la cultura, su gente, la gastronomía, la música y las manifestaciones de artesanía”, señaló su ministra de Turismo, Stéphanie B. Villedrouin.

Mientras tanto, Médicos Sin Fronteras denunciaba la ausencia de acceso a atención médica en los alrededores de Puerto Príncipe, y cómo prácticamente todos los haitianos habían perdido a algún ser querido. Además, sólo en el otoño de 2011 hubo 500.000 afectados por una epidemia de cólera. Amnistía Internacional recuerda de vez en cuando que en Haití “son muchas las mujeres y niñas que sufren violencia sexual y muchos los agresores que disfrutan de total impunidad. Hay víctimas que ni siquiera denuncian porque carecen de información; otras, porque sencillamente no confían en que la policía les proteja”.

Asier siempre se pregunta si un trabajo como el suyo, o el nuestro, de difusión de estos problemas, es efectivo. “Al ver que la última parida de Belén Esteban gana por goleada a nuestros esfuerzos por evitar que lapiden a una mujer, por ejemplo, me entra una mala hostia que desemboca en una semidepresión. Pero al momento siento que hay que hacer algo. Y a veces más vale sensibilizar a un enemigo político que adoctrinar a los que ya están convencidos de algo que tú consideras justo”. En ello sigue, con sus cámaras en ristre, poniendo imágenes y palabras a lo que presencian sus ojos y oídos.

Tan lejos y tan cerca…

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Cristina Martínez Sacristán, nació en Bilbao y es periodista. Vinculada desde los 90 al periódico Deia, ha trabajado en radio, en una productora audiovisual y para editoriales, en inglés y en castellano. Actualmente colabora con revistas especializadas y con radios. Estuvo con los primeros ‘indignados’ en Wall Street y recientemente ha realizado una investigación sobre La Maleta Mexicana.

 

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