LA MONTAÑA COMO CATALIZADOR HUMANO

La Transpirenaica Social y Solidaria, ya en su tercera edición, está recorriendo de nuevo los Pirineos (800 km a través del GR11) para sumar experiencias y esfuerzos. Nacida para dar visibilidad a proyectos de inclusión social, a esta iniciativa se suman cada año nuevas ONG, instituciones y empresas. En esta ocasión, entre jóvenes, trabajadores y voluntarios, más de 300 personas de diferentes colectivos catalanes, aragoneses y navarros se están uniendo en las montañas con un mensaje común: alzar la voz en contra de la exclusión de colectivos favorecidos.

 

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En la TSS participan ONG, empresas, organismos autonómicos y municipales, 

voluntarios y chicos en riesgo de exclusión.

 Foto ©   Jordi Jofré Neyra

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LA MONTAÑA COMO CATALIZADOR HUMANO

Por Jordi Jofré para GEA PHOTOWORDS

 

La travesía sólo la completarán en su totalidad cinco jóvenes (Shahid, Patou, Daniel, David y Soufiane) y el director del proyecto, Ignasi, pero por el camino los transpirenaicos entran y salen en función de su disponibilidad. Así, cada día es un nuevo reto (la montaña, las distancias, el clima y los imprevistos típicos de este deporte) y los participantes varían según el momento (a veces forman una serpiente multicolor de 50 personas y otras son sólo unos pocos aventureros). La iniciativa incluye foros de debate que se realizan cada semana en torno a distintos temas (inclusión e innovación social, cambio climático y reciclaje, talento, etc.) y clases temáticas que se suelen impartir en los refugios, siempre después cenas hipercalóricas que sirven para recuperar fuerzas después de las duras jornadas. En realidad, se trata de compartir conocimiento, entre los profesionales y los jóvenes, y viceversa. Además, se intenta fomentar el desarrollo de capacidades, especialmente en los chicos. Y ese es tema central de este artículo, ¿cómo influye la Transpirenaica Social y Solidaria (TSS) en los participantes? Pongamos nombre y apellidos a algunas de las historias que han asomado antes, durante y después de esta travesía solidaria. 

Probablemente el caso más espectacular sea el de Mamadou Saliou, integrante de la Transpirenaica Social y Solidaria 2013. Nacido en Guinea-Conakri, se crío en Casamance, en el sur de Senegal. Allí, donde la tasa de abandono escolar es elevadísima, tuvo la oportunidad de ir a la escuela. Pero él soñaba con ser jugador de fútbol y triunfar en Europa. Con 16 años viajó en un barco de pesca y llegó a Barcelona, una Barcelona muy diferente a la soñada por él y sus amigos. Sin hogar ni documentación, sobrevivió en el centro de menores Mercé Fontanilles. Gracias a varias organizaciones sociales, como Fundación Exit, Casal dels infants, Punto de Referencia y Nexes, legalizó su situación jurídica y, casi más, importante accedió a un puesto laboral que le permitió obtener el permiso de trabajo. Como él dice, este fue el punto de inflexión en su aventura, estatus al que muchos no llegan y que supuso el pistoletazo de salida a una serie de proyectos que está llevando a cabo. Para empezar, sentía una irrefrenable necesidad de contar la realidad a sus vecinos senegaleses. Para ello realizó, con el respaldo del ya citado Casals dels infants y amigos, dos cortometrajes: Y mañana lo mismo y Si lo sé no vengo. Desde 2013, cada vez que viaja a Senegal, proyecta las piezas audiovisuales en escuelas y universidades con el fin de mostrar la verdadera cara con la que la mayoría de emigrantes se encuentran en Europa. Parece mentira pero en pleno siglo XXI, con todos los avances tecnológicos y formas de comunicación instantánea, muchos inventan historias por la presión social que supone reconocer el fracaso (en ocasiones, después de haber hipotecado incluso a la familia). Su iniciativa puede resumirse como el intento de explicar a otros chicos que Europa no es la panacea, además de aconsejarles que estudien y trabajen duro y que consideren la opción de disfrutar de una vida digna en África (Casamance, por ejemplo, es una tierra con características apropiadas para el desarrollo de la agricultura).

 

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El GR11 atraviesa Pirineos en una ruta de 800 km. La TSS completa  la travesía en 42 días.

 Foto ©   Jordi Jofré Neyra

 

Mamadou, recién cumplidos los 23 años, está convencido que la clave es el conocimiento y por ello ha creado Diandé África, un proyecto educacional (la primera fase comenzó en 2014 y finalizará en 2016 con un grupo de 16 personas) para la escolarización, crecimiento humano e inserción laboral de jóvenes. Afirma que son los propios africanos quienes tienen que liderar el cambio en sus respectivos países y que el saber es una de las piezas fundamental del engranaje que piensa que debe ponerse en marcha. Es, sin duda, un emprendedor, como lo demuestra otra de sus iniciativas, Una Barcelona diferente sobre ruedas, que ofrece rutas alternativas por la Ciudad Condal a colegios, universidades y empresas, creando empleo para jóvenes en riego de exclusión social y destinando parte de los beneficios a niños de su ciudad. Todo ello fruto de mucho esfuerzo, tesón y un poco de suerte, además de haber podido contar con el respaldo de diferentes organizaciones sociales, como la Transpirenaica Social y Solidaria.

Historias como la de Mamadou ocurren pocas veces. La TSS esconde, sin embargo, muchas otras, quizás menos espectaculares pero también muy humanas. Shahid, por ejemplo, cruzó todo el Pirineo el año pasado con esta iniciativa. Gracias a ello, consiguió unas prácticas profesionales (estudia un grado medio de telecomunicaciones) y en esta ocasión ejerce como coordinador de los jóvenes. Carmelo es otro de los chicos que participa en la TSS. El anterior verano, con ciertas dificultades y bastante timidez, recorrió algunas etapas. Ahora, se dispone a caminar durante una semana en el GR11 y su sueño es completar la travesía en 2016. Suponemos que esta aventura le servirá para ganar autoestima gracias a la oportunidad que va a tener de socializarse con colectivos nuevos y a la superación de los retos deportivos. Polina, de origen ruso y también transpirenaica en otras ediciones, aspira a “cambiar el mundo”. Soufiane, que participa como representante de Punt de Referència, entiende la ruta como una manera de “superarme a mí mismo y conocer mis límites”. Y así con cientos de jóvenes que en muchos casos vienen de familias desestructuradas, centros de menores o países lejanos que, quizás, encuentren en la montaña, entre ibones y flores silvestres, el impulso necesario para una vida mejor.

 

Puedes seguir el itinerario en este enlace

 

Jordi Jofré Neyra es periodista y fotógrafo. Desarrolla su actividad profesional como freelance y está especializado en innovación social y turismo. @JordiJofreNeyra  -  www.tecnicodecomunicacion.com.

 

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