Los conflictos que sacuden al mundo actual no pueden separarse de la cultura. El tribalismo es un elemento clave a la hora de interpretar la realidad social y política de las sociedades árabes contemporáneas. Para interpretar correctamente las relaciones familiares, los conflictos y la política en el mundo árabe hay que comprender qué papel juega la organización tribal en la vida contemporánea de sus gentes. Como en el caso del conflicto de Siria, donde tanto el gobierno como la oposición tratan de recabar el apoyo de las tribus en la consecución de sus objetivos.
Víctimas de los incidentes de 2011 en Yemen.
FOTO © Sara Janini, miembro de GEA PHOTOWORDS
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Por Mónica Leiva para GEA PHOTOWORDS
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La familia en el mundo árabe es generalmente entendida como el clan o “hamula” que se compone de todos los hijos varones de un mismo abuelo, con las hermanas solteras, esposas y descendientes, hasta cinco generaciones. El varón más anciano de la familia suele tener un papel destacado y es a menudo consultado sobre cuestiones de trascendencia familiar. Los clanes más numerosos, de varios cientos de miembros, llegan incluso a compartir un fondo económico con el que crean instituciones caritativas, mezquitas, viviendas y salas de celebraciones para beneficio exclusivo de sus miembros.
Bajo los preceptos de la mentalidad tribal, fuertemente arraigada, los intereses del clan se anteponen siempre a los de la sociedad en general. El clan decide cuándo entra en conflicto (con otros clanes o con el estado), en función de la defensa de sus intereses. Eso también explica, por ejemplo, que muchas elecciones –desde las universitarias a las legislativas, pasando por las locales– sean ganadas por los representantes de los clanes más numerosos, sin que necesariamente se haga con el puesto el candidato o candidata mejor cualificado.
Un clan y una tribu no son la misma cosa, aunque a menudo se confundan los términos. Una tribu es la unión de varios clanes que defienden la memoria de un antepasado común. Hoy en día tan sólo los beduinos se identifican antes por la tribu que por el clan. También es cierto que algunos clanes urbanos de tamaño reducido buscan la protección de clanes mayores con los que comparten un antepasado común. En cualquier caso, clanes y tribus – compuestas de musulmanes o cristianos – se regulan en la mayoría de los casos por preceptos y tradiciones anteriores a lallegada del Islam, que se extendieron por la región con la conquista de las tribus nómadas de Arabia Saudita.
No hay que olvidar, que el Islam incorporó la lógica de la mentalidad tribal beduina del siglo VII para lograr conseguir adeptos entre estos pueblos nómadas. Hoy en día, las tribus superan con mucho las fronteras de un solo estado, creando redes de solidaridad y fidelidad internacionales que, en algunos casos, como veremos más adelante, pueden llegar a tener una trascendencia política considerable.
No es de menester ignorar que en los círculos progresistas de muchas ciudades árabes la “hamula” se encuentra en transición hacia una estructura mucho más reducida e individualista compuesta de padre, madre e hijos solteros. Sin embargo, la inestabilidad política (y el desamparo institucional que ello conlleva necesariamente) sigue haciendo imprescindible, hoy por hoy, la filiación a un clan para garantizar la integración social, la protección y la subsistencia del individuo.
TRIBALISMO EN SIRIA
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Para comprender la trascendencia de estas estructuras sociales tan arraigadas, analicemos de cerca un caso actual como el del conflicto en Siria. El tribalismo ha alimentado la inestabilidad en ese país desde que los líderes de los clanes de la población de Deraa llamaran a revelarse contra el régimen de Bashar al Assad en marzo de 2011, tras la detención y posterior tortura de quince niños a manos de la policía política. Rápidamente, la revolución se extendió, por solidaridad tribal, a poblaciones como Deir al-Zor, Homs o Duma, en la metrópolis de Damasco, donde hoy en día tienen lugar los combates armados más serios entre el ejército sirio y los grupos armados de la oposición.
El tribalismo árabe sunita es imprescindible para comprender la dinámica del conflicto sirio. Millones de sirios, en el campo y en la ciudad, siguen expresando una identidad tribal activa por lo que los bandos en combate instrumentalizan la afiliación tribal, junto con la afiliación étnico-religiosa, para movilizar a la población en favor o en contra del gobierno de Al Assad. Además, hay que considerar que las redes tribales sunitas desbordan con mucho las fronteras sirias y se extienden por Iraq y El Líbano hasta los países del Golfo.
Pese a que las lealtades tribales transfronterizas se habían debilitado en las últimas décadas con la intervención deliberada del régimen sirio, los canales de comunicación se han reactivado con el conflicto. Como resultado, el apoyo de las tribus de Siria se ha convertido en un objetivo estratégico para el gobierno sirio y la oposición siria, pero también para los actores internacionales interesados en favorecer un determinado escenario político, proclive a sus propios intereses.
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Mónica Leiva es periodista e investigadora del mundo árabe y musulmán. Ha vivido más de un lustro en Oriente Próximo en poblaciones como Hebrón, Belén, Ramallah, Beirut o Amman donde también ha puesto en marcha diversos proyectos de cooperación al desarrollo. Recientemente ha cubierto el inicio de la revolución en Siria desdelugares como Deraa, Homs y Hama. Mantiene el blog “El diván de Ibn Battuta” sobre cultura, historia y actualidad del mundo islámico.
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