LAS ENERGÍAS RENOVABLES DAN TRABAJO

Los mejores argumentos para defender las energías renovables son la sostenibilidad ambiental, el futuro del planeta, y con él de todas las especies que lo habitamos. Greenpeace ha tomado buena nota de ello y ha desarrollado un estudio titulado `La recuperación económica con renovables´ donde nos acerca a esta vía energética como garantía de ahorro doméstico y de creación de empleo. En el informe la ONG plantea tres posibles escenarios de futuro dependientes de la velocidad a la que se decida renunciar a los combustibles fósiles para transitar hacia un modelo sostenible.

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Puebla de la Sal, Castilla y León. 

FOTO  ©  Alfons Rodríguez, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Por Alba Sánchez Serradilla para GEA PHOTOWORDS

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El escenario más deseable es el puramente sostenible, en el cual Greenpeace calcula que la energía eléctrica podría suponer el 42% del consumo total de energía, y sería procedente de renovables en un 94%. Este es el escenario denominado por la organización como “responsable”, donde la sociedad habría adquirido un compromiso sólido con las energías renovables.

A cambio de este compromiso, Greenpeace cifra en 3.053.163 los puestos de trabajos que serían creados, frente a los 823.200 que se crearían siguiendo un modelo conservador basado en la explotación de combustibles fósiles. La productividad económica de las renovables para el período 2015-2030 ascendería a 545.160 millones de euros en el escenario responsable, y solo a 150.383 millones si continuásemos en una línea conservadora, sin apostar por energía limpia. La inversión necesaria para hacer posible un futuro sostenible se calcula en torno a los 19.535 millones de euros.

Un escenario que haya dado prioridad a la energía renovable abre las puertas de un sector laboral de futuro a más de 200.000 personas menores de 25 años que actualmente se encuentran en paro, a más de 1.800.000 del tramo de edad comprendido entre los 25 y los 45 años, y a más de 900.000 trabajadores mayores de 45. Según el nivel de estudios, los universitarios ganarían más puestos de trabajo dentro de los profesionales cualificados, cifra que podría situarse en 778.404 nuevos puestos.

No obstante, el aumento de la generación de empleo es común a todos los niveles formativos: solo entre trabajadores con educación primaria o secundaria se generarían más de un millón de empleos, frente a los 308.488 que se estimaría podría crear un escenario basado en combustibles fósiles a la altura de 2030. El reparto de estos nuevos empleos entre el ámbito rural y el urbano sería bastante equitativa en caso de optar por un sistema sostenible y responsable: se generaría 1.637 puestos de trabajo en ciudades, y 1.415.738 en entornos rurales.

Económicamente, la inversión en renovables conviene a todo el país, y en general a todo occidente. Solamente en España, según la investigación de Abay para Greenpeace, el PIB aumentaría sobre 18.500 millones de euros en este hipotético escenario energéticamente responsable, a lo largo de 15 años y de forma sostenida. Si nos quedásemos anclados en el petróleo y el gas, este aumento del PIB no supondría más de 5.000 millones de euros. De la mano de los beneficios económicos generales, vienen los particulares. Los hogares registrarían un ahorro anual de hasta 700 euros en algunas comunidades autónomas como Castilla y León, la que más ahorro anual registraría.

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MÁS QUE UNA SOLUCIÓN

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Las renovables se presentan como una inversión capaz de reequilibrar económicamente a muchos hogares españoles que, fruto de los recortes y la reducción de sus ingresos junto con las subidas en los precios de los suministros energéticos, padecen lo que se conoce como pobreza energética, y no pueden permitirse costear suministros eléctricos o de gas para acciones tan cotidianas y necesarias como cocinar o calentar la casa. La factura eléctrica ha subido un 68% desde el comienzo de la crisis en 2008, y a día de hoy ya son 3.250.000 hogares los que se ven afectados por la pobreza energética, un 18% del total de hogares españoles. La pobreza energética extrema es la que más ha aumentado, y afecta ya a más de 600.000 familias en territorio español.

Greenpeace asegura que “el gasto energético de los hogares es un desembolso básico al que no pueden renunciar y el modelo energético que se plantee para el futuro además de ser sostenible para el medio ambiente también debe serlo para la economía de las familias, en especial para los más vulnerables”. La organización calcula en su informe que el precio de la factura de la luz podría reducirse hasta un 24% en el precio unitario pagado por el consumidor con respecto al precio de 2012. La relación entre la mayor presencia de energías renovables y la disminución de la factura de la luz es directa.

Por estos motivos, Greenpeace demanda objetivos ambiciosos en materia energética a nivel europeo: la reducción de al menos un 55% de las emisiones internas de gases con efecto invernadero, la prohibición por ley de prospecciones y explotaciones de hidrocarburos convencionales, dejar de subvencionar las energías contaminantes, y planes sólidos para generar la transición real hacia un sistema sostenible que incluirían más transparencia en el recibo de la luz, contadores inteligentes, aumentar la participación del consumidor, facilitar el autoconsumo y establecer cuotas de energías renovables que partan de un 45% en el mix energético.

Todo ello podría significar el contexto propicio para el crecimiento de las energías renovables, una opción de futuro para el planeta y para la sociedad a todos los niveles, una apuesta de sostenibilidad.

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Alba Sánchez, periodista especializada en comunicación para el cambio social y el desarrollo. Técnico en cooperación internacional. Investigadora universitaria de medios de comunicación comunitarios y alternativos. Coordina y es editora en el proyecto Miradas por el Desarrollo, de periodismo social y defensor de los Derechos Humanos.

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