MELILLA – MÁS DE LO MISMO

Melilla vuelve a ser escenario de un conflicto fronterizo que se repite cíclicamente en medio de un `apagón informativo´ generalizado. El pasado jueves, casi 200 inmigrantes lograron saltar la valla que separa a la ciudad de Marruecos. La cuarta parte logró entrar y en su huida de la Guardia Civil encontraron refugio en la casa de un conocido político local. A pesar de que estaban en una vivienda privada, las Fuerzas de Seguridad entraron con gases lacrimógenos y lograron capturar a una veintena de ellos, que fueron devueltos directamente a Marruecos sin intervención judicial, algo que imponen las leyes españolas. Esta violación de los Derechos Humanos ha sido denunciada al Defensor del Pueblo mostrando como prueba un vídeo que adjuntamos.

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Algunos de los emigrantes refugiados en casa de Mustafa Aberchán.

FOTO  ©  José Palazón Osma

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Por Belén Amador Rodríguez para GEA PHOTOWORDS

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Eufóricos, mirando al cielo y dando las gracias a Dios, como si hubiesen pisado el paraíso, con la palabra ‘komba’ («vitoria») en los labios… Así entraron 50 de los casi 200 inmigrantes que intentaron acceder a Melilla el pasado jueves. Lo que no sabían es que ese Edén que tanto asiaban se iba a convertir para ellos en un infierno sin retorno del que todavía no han salido.

Stephan, un camerunés de veintiocho años, se encontraba entre ellos. Tras más de año y medio en el monte Gurugú  ha conseguido, al tercer intento, acceder a la Ciudad Autónoma. La primera vez, se quedó entre la segunda y la tercera valla; y la segunda, nos dice, llegó a pisar territorio español pero la Guardia Civil lo devolvió a Marruecos. “Fue horrible, la gendarmería marroquí no paró de golpearme”, nos explica mientras mostrando su muñeca, mal curada, después de haberla tenido rota. Aún así, nos aclara que tuvo suerte, ya que un compañero acabó falleciendo en manos de la gendarmería marroquí. Por éso, cuando el pasado jueves logró saltar la valla no dejó de correr.

“Tenía mucho miedo”, insiste, y destaca que ninguno de ellos llevaba palos, y mucho menos cuchillos. Lo único que hicieron, nos aclara, fue huir de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por miedo a que los expulsaran al país vecino. Stephan asegura que, en su huída, llegaron a la rampa de un garaje, que era precisamente el del presidente y portavoz del principal partido de la oposición, Coalición por Melilla (CpM) Mustafa Aberchán. El político, médico de profesión, vive en un barrio conocido popularmente como ‘Las Cuatrocientas Viviendas’, muy próximo al CETI, el centro donde ingresan a los inmigrantes sin papeles que llegan a la ciudad. “Allí los agentes utilizaron gases tóxicos y métodos violentos para reducirnos”, añade el subsahariano.

Una afirmación que no sólo la hace Stephan, sino también los vecinos de la zona. Algunos, incluso, tienen grabado el maltrato al que fueron sometidos la mayoría de ellos. Con estos métodos, la Guardia Civil logró capturar a una veintena de inmigrantes que, presuntamente, fueron inmediatamente expulsados a Marruecos, algo que prohíben expresamente las leyes españolas que consideran que cualquier extranjero en nuestro territorio sólo puede ser echado del país con intervención judicial. Algo que no se produjo en esta ocasión, como en tantas otras expulsiones que se realizan arbitrariamente en la ciudad a espaldas de la ley.

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FOTO  ©  José Palazón Osma

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Sobre las diez de la noche, el líder de CpM, Mustafa Aberchán, llegó a su casa, después de que su hija asustada, por lo que estaba sucediendo, le llamara por teléfono. Entonces, encontró al grupo de subsaharianos y a los agentes en la puerta de su garaje y acabó intercediendo por los inmigrantes “ante las salvajes agresiones de la Policía”, manifestaba en una red social nada más producirse el incidente.

Entre tanto, los treinta subsaharianos se negaban a salir de la casa del político. Lo hicieron, dos horas más tarde, después de que Aberchán negociara con el jefe superior de Policía, Ángel Riesco, su traslado inmediato al CETI.  “Pedimos ir andando y acompañados por Mustafa”, señala Stephan, y añade que no se atrevían a subirse en los furgones policiales porque “no sabíamos dónde nos llevaban”.

Finalmente, los inmigrantes salieron del domicilio del político, abrazados como si fuesen una legión romana, cantando y sin dejar de dar gracias a Dios. Así llegaron caminando hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. Un camino que también hicieron muchos de los melillenses que se encontraban en la zona y que habían sido testigos de lo ocurrido. Más de uno no dudó en aplaudir y manifestarles públicamente su apoyo. Entre ellos estaban algunos representantes de ONG´s y entidades de la ciudad, como Prodein o la Comisión Islámica de Melilla.

 

PUNTO DE INFLEXIÒN

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Y es que esta entrada de inmigrantes ha marcado un punto de inflexión. Por primera vez, un político cuestiona públicamente la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en estos casos y mientras que el delegado del Gobierno asegura que los agentes utilizaron “la fuerza comedida, nunca con violencia”, en el centro del debate está el respeto a los Derechos Humanos. Un debate que cada vez está más presente en Melilla y que inevitablemente nos lleva hasta el 2005, cuando los saltos masivos generaron una solidaridad entre la población que hasta ese momento no se había dado. Ocho años después, parece que no han cambiado mucho las cosas.

«Una vez más se han violado los Derechos Humanos en Melilla, porque las leyes españolas especifican claramente que no se puede expulsar a ningún inmigrante del territorio español sin una orden judicial previa», asegura por su parte José Palazón, presidente de la asociación PRODEIN, una de las más combativas en favor de la defensa de los «sin papeles» que llegan a la Ciudad Autónoma. «En el último mes han devuelto dos pateras sin pasar por comisaría, han expulsado a una mujer embarazada y a dos menores tutelados. Y ahora dicen que, encima, los negros suben una valla de tres metros cargados de piedras y cuchillos para arrojárselas a la Guardia Civil. ¿Quién se cree eso? Para nosotros es una forma de justificar esta represión injustificable y de pedir un endurecimiento de la Ley de Extranjería», añade Palazón.

Prodeín ya ha interpuesto una queja ante el Defensor del Pueblo y la Asociación Pro Derechos Humanos de Melilla está estudiando el caso para pedir a la Comisión Europea que intervenga. Una vuelta de tuerca más en la Frontera Sur de Europa que, a la vista de vídeos como el que mostramos en el link de abajo, nos hace sonrojar a todos.

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Para ver el vídeo sobre los incidentes que relatamos y que PRODEIN ha presentado como prueba al Defensor del Pueblo haz click aquí.

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Belén Amador Rodríguez. Periodista. Ha desarrollado gran parte de su carrera en Melilla especializádose en temas de inmigración y derechos humanos.

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