POPULISMO Y PENA DE MUERTE

`La pena de muerte deshumaniza a la sociedad´. Esta fue, quizás, la única conclusión clara del V Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que se celebró la semana pasada en Madrid y que contó con la presencia de varios cancilleres de importantes gobiernos europeos. Lo paradójico es que algunos de esos gobiernos, entre ellos el nuestro, figuran entre los principales exportadores de armas del mundo. Coincidiendo con la apertura del congreso era ejecutado en Florida un recluso de 58 años. También resultó paradójico que no se mencionara el caso. ¿Hasta dónde llega la doble moral sobre la pena capital?

 

Sala de inyección letal.

 FOTO ©  CACorrections  Licencia Creative Commons 

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Por David Babativa para GEA PHOTOWORDS

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«Nosotros, hombres y mujeres de este gran siglo, no queremos más suplicios, no queremos penas de muerte ni para el inocente ni para el culpable. Lo repito, el crimen se repara con el remordimiento y no por un hachazo o un nudo corredizo. La sangre se lava con lágrimas y no con sangre». Estas palabras de Victor Hugo sirvieron de punto de arranque, el pasado miércoles, para el V Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que se celebró durante cuatro días en Madrid. Fueron leídas por Raphaël Chenuil-Hazan, director general de la ONG «Ensemble contre la peine de mort (ECPM)«, institución organizadora del evento que, al menos, consiguió remover las conciencias de todos los asistentes.

Patrocinado por los gobiernos de España, Suiza, Noruega y Francia, y en colaboración con la Coalición Mundial contra la pena de muerte, el congreso tuvo como objetivo elaborar las estrategias abolicionistas a seguir en los próximos años. A pesar de que las estadísticas parecen haber mejorado, sigue siendo muy triste que al final de 2012 hubiera al menos 23.386 personas condenadas a muerte en todo el mundo, con 682 ejecutados en 21 países, sin incluir las miles de ejecuciones que se llevaron a cabo en China y que se mantienen como secreto oficial de estado, según datos de Amnistia Internacional.

El congreso reunió a personalidades políticas como: Navanethem Pillay, Alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Thorbjørn Jagland, Secretario General del Consejo de Europa; los ministros de Asuntos Exteriores de España, Suiza, Francia, Noruega y Benín; Premios Nóbel de la Paz como Mairead Maguire,(1976) y Shirin Ebadi, (2003); y varios ex condenados a muerte como el español Joaquín Martínez, el marroquí Ahmed Haou, la iraní Marina Nemat, y el ugandés Edward Edmary.

Lo paradójico es que algunos de los patrocinadores del Congreso -Francia y España, concretamente- figuran también entre las primeras potencias exportadoras de armas del mundo. El periodista de The Times, Michael Binyon, metió el dedo en la llaga cuando les preguntó a los ministros europeos hasta donde llegaba su compromiso para abolir la pena de muerte, dejando en el ambiente la sombra de una duda razonable…

«Nuestra participación y el compromiso en la lucha es importantísimo», contestó la Viceministra noruega Gry Lasen. «Hemos conseguido la abolición en Bielorusia. Si se fijan, en Europa hay países con distintas historias, culturas, religiones…En cierto modo Europa es la prueba de que la pena de muerte no es una causa cultural o religiosa». Por su parte, el canciller suizo Didier Burkhalter aseguró que su país «tiene que hacer que prevalezcan los valores europeos, crear una base desde el Consejo de Europa para extender una tendencia hacia la universalidad de la abolición de la pena de muerte». Por último, el ministro español Javier Margallo afirmo que «esta pena no soluciona nada, agrava los problemas, es una semilla que deriva en un germen que afecta la concepción del hombre como portador de valores universales».

 

EJECUCIÓN EN FLORIDA

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Estas bonitas palabras fueron pronunciadas casi a la misma hora en la que William Van Poyck de 58 años era ejecutado en Florida. No hubo ninguna mención sobre el caso, como tampoco se habló del proyecto de ley que aceleraría el proceso de la pena capital y el cual ha de firmar o vetar el gobernador de Florida antes de finalizar este mes.

El programa de debate se repartió en 11 mesas Redondas en las que se habló sobre los instrumentos políticos que pueden usarse para frenar las ejecuciones en Irán; el estado de abolición en EEUU; las estrategias a seguir por Europa; la evolución de las prácticas y de las influencias políticas en África Subsahariana; la pena de muerte en el Caribe; el narcotráfico; la ejecución de Menores de edad e inocentes; las penas alternativas; la estrategia jurídica y diplomática para los extranjeros condenados a muerte y las redes de parlamentarios regionales a favor de la abolición.

A pesar de que el enfoque global del meeting iba a los países de la región MONA, norte de África y Medio Oriente, apenas se habló de EEUU y China, ambos países con un gran indice de ejecuciones, a pesar de que muchas de las conclusiones propuestas por los portavoces de la abolición coincidían en la necesidad de una presión internacional hacia los países «retencionistas». La pregunta que quedó sin respuesta es: ¿Cómo presionar a los dos países más fuertes del mundo?…

 

EL PAPEL DE LOS MEDIOS

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«Yo creo que hay que tener una presión constante y es fundamental que las ONG trabajen de forma conjunta. Pero, sobre todo, tenemos que trabajar sobre las conciencias aquí, sobre las sociedades occidentales que son las que luego pueden revertir en la política de los gobiernos. Mientras no consigamos esos cambios va a ser muy difícil. Necesitamos grandes coaliciones que trabajen sobre las causa de los problemas. Si EEUU modificara mañana su posición el impacto sería muy grande en todo el mundo, ahí está la batalla», asegura por su parte el escritor y periodista Ramón Lobo, moderador de la mesa redonda: La pena de muerte en el caribe.

Para Lobo, es un atraso tremendo que los norteamericanos restaurasen la pena de muerte en los años 70: «Obama podría haber sido un presidente que hubiese intentado abolirla, pero ya no se que le queda para defraudarnos. Tampoco soy partidario de la cadena perpetua que es casi tan grave como la pena capital. Es
complejo porqué en estos terrenos la información que fluye es muy manipulada, no sabemos si cierto crimen ha sido así o no. No obstante las cárceles no funcionan, tenemos que replantearnos que es lo que debemos hacer. La esencia de todo es la educación, mientras no se mejore este aspecto no podremos mejorar el método fundamental que es la corrupción para que funcionen las sociedades».

 

¿Son los medios de comunicación parciales con esta temática, o por lo contrario tal y como dijo Ghassan Moukheiber, miembro del Parlamento libanés y el relator de la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos, son populistas?

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«Los que estén a favor de la muerte seguramente usan todos los elementos del sensacionalismo para defender su posición. En España el Periodismo serio ha abandonado el papel de ser fiscal del poder y se ha convertido en un reproductor de frases publicitarias y falsas por lo general del poder. Nuestro trabajo no es ese, nuestro trabajo es tratar de incidir en la sociedad, tratar de convertirnos en creadores de una sociedad crítica y ese ciudadano crítico probablemente no esté a favor de la pena de muerte».

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David Babativa (Bogotá 1988), es estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Realiza prácticas en GEA PHOTOWORDS.

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