Kaokoland es una inmensa y casi despoblada región en el extremo septentrional de Namibia. Estas son las tierras de una de las tribus más interesantes y mejor conservadas del continente negro, los Himba. En su cultura, la imagen y el aspecto físico son, después del ganado, lo más importante en sus vidas y no poseen otro arte plástico que el que crean sobre su propio cuerpo. El adorno más valioso es el Ohumba, una concha de mar que consiguen por intercambio con las vecinas tribus de Damaraland. Gerardo Olivares y Sara Janini, miembros de GEA PHOTOWORDS nos acercan con su relato e imágenes a esta remota zona de África.
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Niños himba en la región de Kunene (Kaokoland.
FOTO © Sara Janini, miembro de GEA PHOTOWORDS
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KAOKOLAND, La tierra de los Himba
Por Gerardo Olivares, miembro de GEA PHOTOWORDS
Nunca olvidaré la primera vez que vi una mujer Himba. Fue en 1994, en un moderno supermercado al norte de Namibia y la escena no pudo ser más surrealista; entre cajeras uniformadas, carteles con las ofertas del día, latas de conserva y expositores de congelados, apareció ella empujando su carro de la compra. Iba descalza, con los pechos al aire y su piel teñida de rojo. Vestía una especie de falda formada por gruesas tiras de cuero, su cabello estaba cubierto de barro, sus muñecas y tobillos adornados con grandes brazaletes metálicos, de su cuello colgaba una concha marina y en la espalda cargaba con un bebé sujeto a su cuerpo con tiras de cuero. Era una mujer de otro mundo y de otro tiempo transportada al siglo XXI.
Viajamos con nuestro camión hacia el norte a través de la D-3700, una cuidada pista de tierra roja, como la piel de los Himba. Poco a poco nos adentramos en Kaokoland, una inmensa y casi despoblada región en el extremo septentrional de Namibia. Estas son las tierras de una de las tribus más interesantes y mejor conservadas del continente negro. Nuestra misión es rodar un documental sobre ellos y nuestro destino se encuentra en el río Kunene, la frontera natural con Angola donde a lo largo de sus orillas se levantan varios asentamientos Himbas. Pasado el poblado de Otijanjasemo, la pista principal deja paso a una empedrada vereda por donde nuestro camión entra a duras penas. Estamos recorriendo uno de los territorios más bellos, salvajes y remotos del Hemisferio Sur. Sigue leyendo →