CHEN GUANGCHENG – DISIDENTE CHINO

Chen Guangcheng empezó su activismo defendiendo a las personas con discapacidad, a los campesinos frente a las autoridades corruptas y a las mujeres que eran obligadas a abortar y a esterilizaciones forzosas para cumplir con la política de una familia, un hijo. Su empeño en mediar en los conflictos y asesorar a quienes no tenían medios para iniciar un proceso legal, le valió el sobrenombre de `el abogado´.

 

Chen Guancheng

Ilustración  GEA PHOTOWORDS

 

EL EFECTO MARIPOSA  -  Entrevista a Chen Guangcheng

Por Mercedes Íñiguez Quintela para GEA PHOTOWORDS

 

“Estuve siete años recluido: 10 meses sin ningún pretexto, cuatro años de cárcel oficial y 20 meses en vigilancia domiciliaria”, explica el disidente chino Chen Guancheng que no tuvo problemas serios hasta que en junio de 2005 denunció que las autoridades locales de Shandong realizaban abortos forzosos a mujeres en avanzado estado de gestación y esterilizaciones para cumplir las cifras de población que les que exigía el Gobierno central. Su informe, dirigido a Pekín para que el Gobierno actuara contra esos funcionarios, le valió la ira de éstos y el apoyo de organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos. Dos meses después fue sometido, junto a su familia, a arresto domiciliario y justo un año después, en junio de 2006, fue acusado de interrumpir el tráfico y dañar la propiedad privada. En un juicio pantomima de dos horas de duración, con un letrado de oficio porque sus tres abogados acababan de ser detenidos, fue condenado a cuatro años de cárcel. “El gobierno chino a fin de mantener el monopolio del partido único, esclaviza y persigue a los civiles, el gobierno impide que se establezca un sistema civilizado, democrático y con libertad y con un sistema constitucional”, denuncia Guangcheng y continúa “el partido comunista está por encima de la ley y del estado”.

Aunque salió libre en 2010, las autoridades de Shandong le confinaron con su familia en una casa de la aldea de Dongshigu, sin salir ni recibir a nadie y vigilado de cerca por casi un centenar de agentes. “Intenté escapar varias veces, pero era complicado. Finalmente un día fingiendo regar las plantas, me fui alejando poco a poco y conseguí escapar-relata Chen, que a pesar de ser ciego e ir solo conocía bien los alrededores-. Seguí un camino, la mayor parte del tiempo a cuatro patas, ya que me caí más de doscientas veces y me fracturé el pie por varias partes, pero conseguí llegar a la casa de un amigo, que por supuesto no sabía que me había escapado”

De ahí a Pekín, donde varios disidentes le convencieron que se refugiara en la Embajada de EE UU, en donde entró el 27 de abril y permaneció seis días. Salió para ingresar en el hospital y curarse de sus heridas. Este rocambolesco episodio, que coincidió con la visita a China de la entonces secretaria de Estado americana, Hillary Clinton, provocó la peor crisis diplomática entre ambos países en las dos últimas décadas. Pero después de tensas negociaciones de alto nivel, se le concedió un billete de ida a Nueva York y asilo político.

“Los miembros y las familias de las élites del partido comunista chino disfrutan de una situación privilegiada y se creen con derecho a monopolizar la educación política, social y cultural de China. La disparidad es cada vez mayor, los cuadros comunistas crean conflictos internos y sociales”. Para construir la estabilidad de su propio sistema, según Guangcheng, “el gobierno chino gasta un presupuesto muy elevado de cerca del 15% del PIB (superior incluso al gasto militar) para controlar a su propio pueblo. Bajo la violencia no hay justicia, no hay derechos humanos bajo un régimen autoritario. El partido comunista chino considera a sus propios ciudadanos como su primer enemigo.”.

Guangcheng que todavía no se siente cómodo hablando en inglés, va acompañado de una intérprete, habló también de las situación de los derechos humanos en el Tíbet “las autoridades chinas, acusaron al Dalai Lama de ser un separatista, una propaganda falsa con el fin de incitar al odio étnico entre el pueblo chino y el tibetano. Los tibetanos que protestan desaparecen rápidamente. No se sabe nada de ellos, ni de su paradero. Pero quiero animar a mis amigos tibetanos a que sean pacientes, que mantengan su ánimo para poder seguir luchando. El conflicto tibetano entre los pueblos no existe, el conflicto es con las autoridades y el gobierno comunista chino”.

Para el disidente la justicia social está en todas partes, la gente la reclama “y yo creo que el partido comunista ha sido impotente a la hora de frenarla. Sólo los ciudadanos a través de nuestro propio esfuerzo podemos denunciar y luchar por los derechos humanos. Los ciudadanos de todo el mundo y de China son los que tienen que reclamar sus derechos y entonces la situación se revertirá. Esto no se conseguirá en un solo día, con lo que hay que tener paciencia y confiar y no cesar de luchar. Si no se siembra, no habrá cosecha. El pensamiento de la democracia hay que sembrarlo también y algún día se verá florecer. Hay que sembrarlo en el corazón de cada uno, aunque hay muchos que todavía no se atreven a pensar. Las recientes elecciones de Taiwán han demostrado que el movimiento de girasol de hace ocho meses de los estudiantes ha provocado cambios. La semilla de la esperanza se puede esparcir por toda la tierra, si se siembra en un lado, luego lo que defendemos en un lugar creará un efecto mariposa que se propagará y que impactará a la sociedad china cuando sea el momento”.

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Un efecto de ida y vuelta

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Sin embargo, para el abogado de derecho internacional y redactor e investigador de la querella presentada ante la Audiencia Nacional por genocidio y crímenes contra la humanidad cometidos contra el pueblo tibetano por ex dirigentes chinos, José Elías Esteve Moltó, el efecto mariposa tiene otra vertiente mucho más preocupante, “ese efecto de propagación tiene un camino de vuelta y lo hemos visto en España, en la Audiencia Nacional que ha archivado la querella. Lo que se tendrá que decidir próximamente, no solo en España sino en toda la UE, es si las dictaduras como la china deben parecerse a las democracias como las occidentales, o por el contrario, tal y como parece, los gobiernos autoritarios y dictatoriales, a través de ese efecto mariposa, están imponiendo su criterio y es que nuestras democracias cada vez más, se parecen a gobiernos dictatoriales”.

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Mercedes Iñiguez Quintela, licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Master en Periodismo por la Universidad de Barcelona y Columbia University de Nueva York. Ha vivido y trabajado durante 15 años en el extranjero y ha colaborado para medios como Il Sole 24 Ore, The Guardian, La Vanguardia o el Periódico de Catalunya, entre otros. En los últimos tiempos se ha especializado en temáticas de igualdad de género y derechos humanos. 

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