EL CAMINO DE LAS YUNGAS

Según el Inter American Development Bank la carretera más peligrosa del mundo es la que comunica la localidad boliviana de Coroico con La Paz. Rasgada a cuchillo sobre las escabrosas laderas de selva lluviosa de la cordillera andina, esta carretera imposible que une la Amazonía con el altiplano boliviano, es una diabólica y vertiginosa ascensión no apta para todos los viajeros. Este peligro la ha convertido en una atracción turística para los amantes de las emociones fuertes.

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Autobus en el camino La Paz-Coroico en la región productora de coca de Las Yungas, Bolivia.

FOTO ©  Jordi Camí

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Por Gerardo Olivares, miembro de GEA PHOTOWORDS

 

Aquella noche, en el interior de nuestro camión, costaba conciliar el sueño. A la mañana siguiente nos íbamos a enfrentar a la carretera más peligrosa de cuantas recorren el continente americano; es el camino de las Yungas, más conocido como la “Carretera de la Muerte”. Esta pista de tierra y barro que conecta la población de Coroico con La Paz, la capital de Bolivia, salva un desnivel de 3600 metros en tan solo 64 kilómetros. Fue construida en los años 30 por prisioneros paraguayos durante la guerra del Chaco, y en 1995 el Inter American Development Bank le otorgó el título de “The world most Dangerous Road”, “La Carretera Más Peligrosa Del Mundo”.

Según el Servicio Nacional de Caminos de Bolivia, cada año mueren 885 personas y alrededor de 6000 heridos por accidentes de tráfico. Los lugareños afirman que el camino está lleno de espíritus que intentan distraer a los conductores y aun recuerdan el autobús que se precipitó en 1983 con más de 100 pasajeros a bordo. Murieron todos. Con estos datos en la mano enfrentarse a la “Carretera de la Muerte” suponía un enorme riesgo, pero a nosotros no nos quedaba otra que asumirlo si queríamos continuar nuestro viaje hacia la Tierra del Fuego.

A la mañana siguiente, nada más despuntar el sol, arrancamos motores. Yo viajaba en uno de los Land Rovers abriendo ruta junto al biólogo de la expedición Fernando González. Lo hacíamos por una pista embarrada de tres metros de ancho y envuelta en la niebla. Teníamos que ir bien pegados a la ladera de la montaña donde los desprendimientos eran continuos, provocados por las numerosas cascadas y saltos de agua que convertían el camino en una pista de hielo. A nuestra derecha, flanqueado por infinidad de cruces de madera en recuerdo a los muertos, un precipicio que se perdía en las profundidades de la selva y que era mejor no mirar.

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Viajar en camión es más barato que hacerlo en autobus pero más incómodo y peligroso.

FOTO ©  Jordi Camí

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Los momentos más peligrosos se producían cuando nos cruzábamos con alguno de los cientos de camiones que cada día hacen la ruta. Tuvimos suerte ya que el código de la carretera otorga preferencia a los que suben y que además lo tienen que hacer por la izquierda, es decir por el lado de la pared. Esto no es circunstancial ya que normalmente son los camiones que ascienden al altiplano los que van cargados con mercancías y su peso puede provocar que el firme ceda y que se precipiten al vacío.

Aquella noche, cuando por fin coronamos el altiplano, Fernando escribió en su diario: «La estrecha pista seguía subiendo entre los maravillosos paisajes de una selva fabulosa repleta de helechos arborescentes, torrentes serpenteantes y aves de extrañas formas y colores». Pero poco podíamos apreciarlo. Los cortados se multiplicaron en altura y verticalidad hasta formar auténticos precipicios que nos atormentaron durante las más de 15 horas que tardamos en llegar a la cima del altiplano.

Hoy en día, y con la ayuda de internet, esta espectacular carretera se ha convertido en un gran atractivo turístico sobre todo entre los amantes del Mountain Bike. Las agencias que ofrecen hacer el descenso en bicicleta desde la Cumbre (4500 m alt) hasta la población de Coroico (1500 m alt) han crecido como champiñones con la construcción de la nueva carretera de asfalto. La “Carretera de la Muerte” ahora se utiliza para uso casi exclusivo de ciclistas y cada año llegan a Bolivia numerosos viajeros y turistas con ganas de descargar adrenalina y vivir una experiencia emocionante. Según las estadísticas, en los últimos diez años la han recorrido unos 25.000 ciclistas con un resultado de 13 muertos.

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Otro aspecto del trayecto La Paz-Coroico.

FOTO ©  Jordi Camí

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Las fotos que ilustran este artículo pertenecen a Jordi Camí. Puedes ver más información acerca de su trabajo haciendo click aquí.

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