EL FIN DE LAS ABEJAS

Cuando le preguntaron a Albert Einstein cual sería una de las causas del fin del mundo, el científico respondió: `cuando no haya abejas volando por el campo´. Greenpeace acaba de publicar un informe demoledor en el que alerta sobre la reducción de estos insectos -hasta un 50% en los últimos 20 años- a causa del uso de pesticidas, y de sus consecuencias para nuestra alimentación pues la mayoría de los cultivos dependen de su polinización. Una catástrofe agrícola y social que está llegando silenciosamente.

 

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Abeja polinizando una flor.

FOTO ©  Vizyweb .

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Por Alba Sánchez Serradilla para GEA PHOTOWORDS

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“La diversidad agrícola y de nuestra alimentación dependen en gran medida de los insectos polinizadores. Su salvaguarda es un reto importante para la humanidad que se debe afrontar sin más demora”. Con esta afirmación abre Greenpeace su informe ‘Alimentos bajo amenaza. Valor económico de la polinización y vulnerabilidad de la agricultura española ante el declive de las abejas y otros polinizadores’. Un documento que pretende sensibilizar a la sociedad española sobre la importancia de proteger a insectos de los cuales depende la biodiversidad agraria y el futuro de la soberanía alimentaria.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza asegura que el 46% de los abejorros existentes en Europa están en declive, y un 24% en peligro de extinción. A estos datos se unen los de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que ha calculado que en las últimas dos décadas las poblaciones de mariposas se han reducido un 50%.

Aunque no se aprecie a simple vista, estos insectos son básicos para la supervivencia de numerosos productos agrícolas. Sin abejas e insectos polinizadores peligra más de la tercera parte de la producción de alimentos a nivel mundial, y del 90% de la flora silvestre. El informe de Greenpeace revela que el 84% de los 264 principales cultivos europeos dependen en algún grado de la polinización por insectos. La organización define la polinización como “un servicio ecológico de interés planetario” que vincula ecosistemas silvestres y cultivos de producción agrícola.

A través del movimiento de estos animales entre las flores de cuyo néctar se alimentan, se traslada el polen de los órganos masculinos de las plantas a los femeninos, que quedan fecundados. De esta manera se generan frutos y semillas. Aunque existan tipos de polinización a través del aire o del agua, ninguna es tan relevante como la que realizan los insectos. Más de 4.000 variedades de vegetales y frutas existen por el efecto de la polinización, y desaparecerían si los insectos polinizadores se extinguiesen.

El kiwi, el melón, la sandía, la calabaza, el calabacín, las almendras, las manzanas, los albaricoques, los melocotones, las cerezas, los aguacates, las peras, las frambuesas, los pepinos, las fresas o la soja son solo algunos ejemplos de productos que no podríamos consumir ni producir en ausencia de abejas. Incluso productos que no dependen de la polinización se ven beneficiados por ella, que aumenta la productividad, el rendimiento y la calidad de los cultivos en general.

 

Repercusiones económicas.

Además de los motivos ecológicos –los más importantes para la sostenibilidad de la vida en el planeta- Greenpeace ha querido incidir también en las repercusiones económicas del declive de las abejas. Es significativa la afirmación de Miguel Castroviejo, Consejero de Medio Ambiente de la Representación permanente de España ante la Unión Europea: “mientras una colonia de abejas puede polinizar alrededor de tres millones de flores en un día, hacen falta más de veinte personas para polinizar un pequeño huerto de manzanas”. La polinización por insectos agrega un valor de más de 2.400 millones de euros a la agricultura española, y su tendencia es a aportar cada vez más valor económico. Los cultivos más beneficiados económicamente son los de melocotones y nectarinas, donde las abejas hacen ganar ni más ni menos que 462 millones de euros.

Si bien el problema de las abejas es una cuestión global, en su último informe Greenpeace ha querido centrar su mirada en el caso de España, y ha presentado un elaborado análisis de la situación por comunidades autónomas según el cual, las comunidades más amenazadas por el declive de abejas son Asturias, Cataluña, Murcia, Aragón y Galicia. En estas regiones el declive de las especies polinizadoras habría alcanzado ya cifras del 34%, el 25%, el 24%, el 17% y el 16,6% respectivamente. Las comunidades que hasta el momento registran menos descenso de estas poblaciones animales son Castilla León (2%), Euskadi (3%), y Castilla la Mancha (4%).

Desde el sector apícola se denuncia que las colonias registran una mortalidad actual de entre el 20 y el 40 por ciento, siendo la cantidad natural de entre un 5 y un 15%. El declive de estas poblaciones se da conjuntamente con el aumento del consumo general de insecticidas, que se incrementó un 56% desde 1990 hasta 2010. En España se encuentran registrados 2.387 productos fitosanitarios que se usan comúnmente en las tareas agrícolas. De ellos, 319 están catalogados abiertamente como peligrosos para las abejas, sin embargo, continúan autorizados.

Las medidas tomadas por el gobierno de España hasta el momento han sido insuficientes, y siempre han venido de la mano de Europa, como la prohibición de cuatro plaguicidas peligrosos para las abejas. A nivel interno no se ha tomado ninguna medida especial, pero la gravedad de la situación hace que Greenpeace promueva una serie de acciones para intentar revertir el proceso de declive de la fauna polinizadora.

 

Eliminar pesticidas.

Eliminar el uso de productos fitosanitarios tóxicos o potencialmente tóxicos, aplicando un principio de precaución sobre los mismos sería un primer paso. Combinado con el cuidado de la buena salud de estos insectos a través del aumento de la diversidad de los cultivos y el cuidado de sus hábitats naturales podría suponer el principio de la solución a un problema en que nos jugamos mucho en términos económicos, pero sobre todo en términos ecológicos.

El aumento de la agricultura ecológica es la propuesta base de Greenpeace para que los insectos polinizadores recuperen niveles de existencia aceptables y compatibles con la biodiversidad. Plantean que se elabore una hoja de ruta política para aumentar en 7,6 millones de hectáreas la agricultura ecológica antes de 2020, con vistas a que en 2050 la agricultura sea totalmente ecológica en España.

El Presidente de la Fundación Amigos de las Abejas ha sido muy claro en este informe: “abejas y plantas forman un pilar que alimenta y enriquece el ecosistema, este a su vez nutre a multitud de insectos aves y mamíferos. Si falla uno de los  elementos del pilar todo caerá, así lo percibimos  todos en nuestro subconsciente. Ojalá ese día no llegue nunca”. Ojalá que no.

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ALBA SÁNCHEZ SERRADILLA es Licenciada en Periodismo y estudiante de Máster en Comunicación Social. Implicada en diferentes ONG desde los diecinueve años a través de programas de voluntariado o como profesional, ha hecho de la comunicación al desarrollo su especialidad periodística a raíz de sus varias nquietudes solidarias.

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