FLORES JUSTAS PARA SAN VALENTÍN

Mientras miles de enamorados se regalan flores por San Valentín, muchas mujeres son explotadas en Colombia para producirlas. Lo que para Europa y otros mercados es un símbolo de amor, para una buena parte de la población femenina en ese país significa explotación. Solo en Colombia y Ecuador más de 80.000 mujeres dependen de la industria de las flores.

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Flores de un invernadero de San Agustín de Callo. Ecuador.

FOTO  ©  Als

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Por Sonia López Tello para GEA PHOTOWORDS

«Cuando vi cómo era el trabajo pensé que duraría dos días, pero ya llevo 19 años. No tengo otra cosa.  Aquí  la mayoría de gente se enferma por ese veneno que respiramos y, para que te den la incapacidad, tiene que estar uno muriéndose». Rosa es trabajadora de una de las empresas más grandes del sector florícola colombiano. Relató sus experiencias a la ONG Solidaridad Internacional. A sus 53 años, es una de las miles de trabajadoras que viven de este sector en Colombia, el principal abastecedor de flores a España después de Holanda.


Dos veces el año, en San Valentín y en el Día de la Madre, la venta de rosas experimenta un repunte. Y lo que se nota en los mercados españoles, se nota también en los campos colombianos. Semanas antes de esas fechas, las trabajadoras ven cómo su trabajo se multiplica. En un día normal, una mujer recoge una media de 400 flores. En estos días señalados, esa cifra se duplica. Más trabajo, más esfuerzo, pero no más salario. La trabajadora percibe por la recogida de un día una media de dos dólares. La venta de ese trabajo diario asciende a unos 800 dólares en el mercado. El día a día de cualquiera de esas trabajadoras fue plasmado en un documental por Jorge Silva y Marta Rodríguez ya en el año 1998.


Vidas que se marchitan

 

«Teníamos que volver a los invernaderos justo después de haber rociado las flores con pesticidas. Algunas mujeres se mareaban o tenían problemas de presión sanguínea, e incluso en algunos casos sus hijos han nacido con problemas respiratorios». Es el testimonio de Dionise Trujillo, extrabajadora de las flores en Colombia, a la ONG Intermon Oxfam. No es un caso aislado. Dos tercios de las trabajadoras de este sector padecen problemas asociados a la exposición a los pesticidas, que van desde náuseas hasta abortos espontáneos. Así lo asegura la Corporación Cactus en uno de sus informes de investigación sobre los trabajadores florícolas en la Sabana de Bogotá.

Stella Orjuela, al igual que Dionise Trujillo, ha dedicado gran parte de su vida a las flores: «He aprendido mucho sobre la flor, cómo trabajarla, cómo cuidarla, pero también me ha pasado factura a mi salud. Pasaba hasta15 horas de pie cada día y ahora, con el paso de los años, es cuando me llegan los problemas». Intermon Oxfam también alerta de escandalosas prácticas como la toma de pruebas de embarazo o la obligación de mostrar una prueba de esterilización como condición para ser contratadas y prevenir así que las empresas deban pagar maternidad.

¿Y por qué no afiliarse a un sindicato? Por la sencilla razón de que no existen o, al menos, ninguno de ellos es independiente. Según ‘International Labor Rights’, se les impide el derecho a organizarse a través de tácticas como disparos ilegales, amenazas de cerrar los cultivos y colocando en la lista negra a los sindicalistas. A esto se suma el imperio del miedo. El 88% de los trabajadores de la industria cree que va a perder su empleo si se afilia a un sindicato independiente o fomenta la creación de uno.

Para luchar contra esta situación, la plataforma Actuable ha lanzado la campaña ‘Flores justas’. Bajo el eslogan ‘Si me regalas flores, que sean justas’, se pide directamente a Eduardo González López, director de Interflora España, que se distribuya, igual que se hace en otros países como Reino Unido, flores de Comercio Justo, que garantizan salarios dignos y adecuados a las condiciones de trabajo, incluyendo el derecho a sindicarse, la no discriminación y que no se utilice el trabajo infantil. La actriz María Pujalte pone rostro a esta petición.

Actuable recuerda también que estas empresas que violan los derechos laborales están empleando la crisis como excusa para desproteger a sus miles de trabajadores, algo que nos suena familiar también en España. Se ha aprovechado para eliminar salarios mínimos fundamentales y agudizar la sobreexplotación. Este grito, tras el que se esconden historias como la de Rosa, Dionise o Stella, también ha llegado a las redes sociales. En Twitter, bajo el ‘hashtag’  #floresjustas los ciudadanos muestran su apoyo a esta petición que, en las primeras semanas de recogida, ha logrado ya más de 40.000 firmas.

 

Sonia López Tello es licenciada en Periodismo con diploma en Comunicación Política por la Universidad de Navarra, ha sido redactora en las emisoras de radio Onda Cero y Cadena SER. Actualmente ejerce su labor profesional en Antena 3.

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