HOMOSEXUALIDAD Y REVOLUCIÓN EN CUBA (I)

El 24 de febrero se cumplirán cuatro años desde que Raúl Castro asumió la presidencia de Cuba. En mayo de ese mismo año, 2008, se celebró, por primera vez en la historia de la revolución cubana, el Día contra la Homofobia y la Transfobia, acontecimiento promovido por el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) y dirigido por Mariela Castro Espí, hija del nuevo presidente. La fotógrafa Núria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS, ha realizado durante tres años un proyecto sobre la comunidad homosexual en Cuba titulado `Sexo y Revolución. Homosexualidad en Cuba´ en el que aborda cuestiones como la esperanza, el activismo y la cotidianidad, pero también la marginalidad, el estigma, la discriminación, la identidad de género, la prostitución, los derechos humanos, la violencia de género y el VIH.

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FOTO  ©  Nuria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS

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SEXO Y REVOLUCIÓN  –   HOMOSEXUALIDAD EN CUBA
Por Núria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS

 


 

Puedes escuchar a Nuria López Torres hablar de este tema en este audio.

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En los tres últimos años se ha producido una verdadera revolución sexual en Cuba como consecuencia de las políticas de sensibilización respecto a la diversidad sexual e identidad de género. Esto se ha traducido en una mayor visibilidad y tolerancia de la comunidad LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) en la sociedad cubana.

Uno de los grandes logros del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) ha sido, con relación a las personas transexuales, la creación de una unidad asistencial que facilita y garantiza, desde el diagnóstico, el tratamiento hormonal y la operación de reasignación de sexo. Hasta la fecha se han realizado ya 15 operaciones de cambio de sexo en Cuba.

Otra de las líneas importantes del centro es la prevención del VIH. Se ha observado un aumento de los casos de personas infectadas con el virus y más concretamente en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. El CENESEX ha formado a promotores de salud dentro de la comunidad LGTB que participan en las campañas de información, dirigidas tanto al colectivo homosexual como a la población en general.

Estos primeros logros suponen nuevas esperanzas e ilusiones para un colectivo que ha estado estigmatizado durante tantos años por el régimen cubano. Pero no hay que olvidar que Cuba ha mantenido políticas homófobas durante cincuenta años, y que en la década de los sesenta los homosexuales eran llevados a las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), los famosos campamentos de trabajo, por ser considerados desafectos a la revolución. Aún queda mucho trabajo por hacer y cuestiones por resolver: como en el caso de las personas transexuales, que al ser rechazadas por sus familiares abandonan los estudios a una edad muy temprana, teniendo como única salida para sobrevivir el ejercicio de la prostitución; o como la necesaria formación y reeducación del cuerpo policial, en el que se continúan dando casos de vulneración de los derechos humanos, con detenciones y maltrato en las unidades policiales.

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FOTO  ©  Nuria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Ese es el caso de Kasandra, una travesti de 20 años que fue detenida y conducida a una unidad policial donde la golpearon y la mantuvieron incomunicada durante una semana en un calabozo, sin poder hablar con su familia hasta el día del juicio. Me contaba Kasandra: «Ellos me dijeron que como no tenía carné de identidad (lo había perdido el día antes) tenía que ir a la unidad policial para que me pusieran una multa, y cuando llegué allí me dijeron que me iban a procesar por un índice de peligrosidad por prostitución… Cuando yo les dije que no me estaba prostituyendo, me dieron trompazos, incluso me reventaron un seno y me trancaron en el calabozo a la fuerza… Estuve seis días incomunicada hasta que se me fueron los moratones… Yo le dije a la fiscal que quería hablar con un abogado, y ella me dijo que yo no tenía derecho a un abogado, que hablaría con uno de oficio el día del juicio». Y añadió: » Fueron los peores días de mi vida… Siete días sin ver la luz, sin hablar con nadie… Solo tenía un colchón en el suelo por donde me andaban las cucarachas por encima… Después de unos días ya me las quitaba como si cualquier cosa». Kasandra finalmente no fue a la cárcel, pero ha tenido que pasar dos años evitando situaciones que le pudieran acarrear cartas de advertencia y saliendo a la calle vestida de chico para pasar desapercibida.

No es fácil tener que vivir escondiéndote del resto de la sociedad, de tu familia, de tus vecinos, de tus compañeros de trabajo: eso no es vida. Como dice una frase anónima escrita en las paredes de El Mejunje: «Hay otras vidas más baratas…, pero no son vida». El Mejunje es un espacio cultural único en Cuba, ubicado en la provincia de Santa Clara y dirigido por un hombre valiente, Ramón Silverio, que lo ha convertido en un referente en cuanto a integración y tolerancia, donde tienen cabida todo tipo de expresiones y sensibilidades: roqueros, trovadores, homosexuales, personas mayores, niños y cualquier tipo de persona que quiera sumar esfuerzos en la mejora de la convivencia.

Mercedes es una de esas personas que un buen día decidió que quería ser feliz y que no estaba dispuesta a esconderse más. Hoy, con 52 años de edad, recuerda orgullosa cómo a los 30 decidió armarse de valor y abandonar su exitosa carrera como militar en el ejército. Ella era la traductora que acompañaba a Raúl Castro cuando venían las delegaciones militares rusas. Me comentaba Mercedes el pasado septiembre: «La gente no entendía cómo estando todo el día rodeada de hombres tan guapos y fornidos no tenía un novio, un amante, o que no me hubiera casado ya… Tuve que dejar el ejército porque no podía seguir escondiéndome más».

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FOTO  ©  Nuria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Mercedes vive hoy en día su homosexualidad de forma abierta y se ha convertido en una ferviente activista por los derechos de la comunidad LGTB en Cuba. En el Centro Nacional de Educación Sexual ha encontrado un espacio de compresión y ayuda donde poder desarrollar su carácter luchador y revolucionario. Ve el futuro con mucha ilusión y esperanza, pero es consciente de que queda todavía mucho camino por recorrer.

Mónica es una joven lesbiana de 23 años. Su aspecto masculino y poco convencional le genera algunos problemas con la policía y rechazo por parte de las personas que no la conocen. Vive con su pareja, Maryuri —una lesbiana de 26 años—, y la hija de esta, Claudia de 6, en un cuarto del barrio de Playa en La Habana.

Conocí a Mónica en abril del año pasado cuando vivía con su anterior pareja en su casa de Marianao, una casa modesta, pero con buenas condiciones de habitabilidad. Le pregunté por qué no se iban a vivir a su casa de Marianao, donde tenían mejores condiciones, a lo que ella me contestó: «En esta cuadra viven más lesbianas y aquí me siento bien». Muchas de las lesbianas que viven en su calle vienen de otras provincias y se dedican a ejercer la prostitución con extranjeros.

Maryuri, su actual pareja, me confesó que ella se había prostituido con turistas hombres durante mucho tiempo y que en la actualidad no estaba en ello, pero que si algún día tenía que volver a hacerlo, lo haría, porque tiene una niña pequeña, y la necesidad es la necesidad.

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FOTO  ©  Nuria López Torres, miembro de GEA PHOTOWORDS

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Le seguí preguntando: «Maryuri, aparte de prostituirte con los hombres, ¿lo has hecho con mujeres?». A lo que ella me contestó: «Antes no me gustaba hacerlo con mujeres por dinero, solo con hombres, pero hoy en día, como tengo una niña, si viene un extranjero y me paga 100 dólares por estar con su mujer, lo hago… Hay muchas mujeres que no siendo lesbianas aceptan estar con otras mujeres por dinero… Hay muchos extranjeros a los que les gusta ver un trío de mujeres, cuatro, cinco o más haciendo el amor… Muchas que tienen buenos cargos…, cómo decirte…, como doctoras, ingenieras, que lo hacen… porque aquí, en este país, hay mucha necesidad». A lo que añadía: «Porque si tienes un hijo que te pide unos tenis que cuestan 60 dólares y no tienes para comprárselos, por miedo a que tu hijo salga a la calle a buscar ese dinero con un extranjero, lo haces tú… Aquí hay mucha podredumbre… Hasta jovencitas de 13 y 14 años se prostituyen «.

La prostitución en Cuba es un delito y está penado con la cárcel, pero esto no es un impedimento para que cada vez más personas decidan acceder a ella como medio para obtener unos ingresos de forma rápida. Si bien hay personas que se prostituyen por necesidad y como única forma de obtener ingresos, también he podido constatar que cada vez hay un número mayor de jóvenes que ven en ella una forma de conseguir determinados bienes de consumo: un par de tenis (zapatillas deportivas), un teléfono móvil, una cámara fotográfica. El creciente consumismo en Cuba muestra así su peor cara.

Arnoldo y Enrique son una joven pareja gay, de 22 y 19 años respectivamente, que desde hace un año conviven juntos de forma independiente. Son promotores de salud en el CENESEX. Enrique, el más joven de los dos, es seropositivo y ambos son promotores voluntarios de salud en el CENESEX. Se dedican al transformismo de forma profesional en las diferentes salas de espectáculos que existen para gais en La Habana. Ellos son un claro ejemplo de que las nuevas generaciones de homosexuales cubanos vienen con fuerza, sabedores de que las cosas en la isla están cambiando y de que no va a haber vuelta atrás en los logros conseguidos en los últimos años.

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