LA LLEGADA DE LA ERA TRUMPIANA

En pleno epicentro del templo al capitalismo, a tan solo unas pocas calles más abajo de Times Square, se encuentra colapsado el paso por la Quinta Avenida a la altura del número 725. Ya ha pasado año nuevo y los cortes de tráfico siguen su curso. A las puertas de la autoproclamada Trump Tower se agolpan miles de turistas y curiosos que tratan de conseguir su instantánea en la que aparezca algún indicio del recién electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ana de Gracia nos envía esta crónica a escasos días de la toma de mando del nuevo presidente.

 

NUEVA YORK.

4 años de incertidumbre por delante (de fondo la Estatua de la LIbertad).

FOTO  © Alfons Rodríguez

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La llegada de la era trumpiana

Por Ana de Gracia para GEA PHOTOWORDS

 

Cientos de efectivos policiales circundan los alrededores para evitar el paso de los transeúntes por la misma puerta de la guarida de los Trump cortando una de las arterias de la ciudad neoyorquina. Una vez más como advertencia de lo que se avecina: el poder electo por y para el pueblo.

El próximo 20 de enero se celebra la toma de posesión de, sin duda alguna, uno de los presidentes más polémicos del país. El ambiente previo continúa cocinando un clima donde la incertidumbre y el toque mediático impregnan la atmósfera.

Let´s make America great again. Como tributo a Reagan con este eslogan de campaña Donald se ha podido embolsar finalmente los 306 votos electorales que le permitieron alzarse con la victoria frente a los 232 de Hillary Clinton. Trump no consiguió el voto popular (la demócrata se llevó una ventaja en este punto de 2,6 millones del sufragio) pero finalmente el Colegio Electoral le cedió la batuta de mando haciendo público su recuento el pasado día de Reyes, 6 de enero, como buen regalo para Donald de sus Majestades. Era la última carta para el partido demócrata. La del Colegio Electoral. Tras la controversia suscitada por la injerencia de los servicios rusos en las elecciones confirmada por la Inteligencia de EEUU, el partido azul vio su oportunidad para conseguir desbancar al presidente electo. Su gozo en un pozo.

Unas calles más arriba de la Trump Tower llegando a Times Square las tiendas se multiplican con la prueba de la mercantilización de la política que en esta campaña ha subido puestos. Camisetas rojas con el eslogan republicano, gorras y sombreros se venden aún con cierta demanda como si de un partido de fútbol se tratase. Junto a ello la publicidad en el mismo lugar que la vio nacer, en la originariamente llamada Plaza Longacre, también ha querido aprovechar su oportunidad con eslóganes llamativos. Keep walking America es la frase con la que Johnnie Walker, por ejemplo, se deja mostrar en las pantallas de Manhattan. La llegada de Trump ha sido un espectáculo para todos los sentidos.

 

2. Capitolio

El capitolio a escasos días del cambio de presidente.

FOTO  ©  Ana de Gracia

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A poco más de 360 kilómetros de distancia desde Nueva York, en la capital del país la incertidumbre se ha convertido en la rutinaria respuesta. En el histórico distrito de Capitol Hill aún se preguntan qué ha podido pasar. Greg vive en el barrio. Lleva aproximadamente 7 años afincado en Washington, ciudad donde la población de color, como Greg, tiene un fuerte peso. Mientras sostiene su taza mirando la televisión solo responde con una palabra ante la inminente llegada de Trump: resignación.

Washington D.C. es el reducto para los demócratas. Aunque en esta ocasión de poco les ha servido. En estos días previos a la toma de posesión la seguridad se ha visto aumentada de forma considerable. Las sirenas y los coches oficiales cruzan las principales calles y avenidas de la capital sin respiro. Los controles en los accesos de los museos y demás edificios históricos se multiplican así como los refuerzos y efectivos policiales.

Los alrededores del Capitolio en cuya zona central tendrá lugar el acto inaugural de la era trumpiana es ya un lugar completamente restringido para los visitantes. Los equipos trabajan a deshora mientras ultiman los preparativos del imponente escenario cuyo color blanco se alza cubriendo la entrada del edificio legislativo.

El interior del Capitolio es un hervidero de gente. Los turistas se agolpan desorientados ante tanta grandeza y los trabajadores mantienen un frenético ritmo entre idas y venidas. El templo político aún se vanagloria de su delicada decoración neoclásica en cuyos techos se pueden ver representadas las viejas glorias imperiales de Europa. A España también quisieron reservarle un lugar para simbolizar, según dicen, la exploración.

En mitad de este ambiente Donald continúa arriba en su torre esperando a que llegue su gran día. El que lo lanzará definitivamente al estrellato. Ya veremos si acabará invicto o estrellado. De momento a Asia no le ha sentado muy bien su elección y ya se ha encargado de lanzar su advertencia. Junto a ello tendrá que hacer frente a la primera manifestación masiva que se viene fraguando para el día después de la toma de posesión de su cargo: la Women’s March. Se espera que entre 200.000 y 400.000 personas acudan a la capital para defender los derechos de las mujeres (recordemos un tanto vilipendiados tras las famosas palabras de Donald).

Mientras el National Mall, el paseo que se extiende desde el Capitolio hasta el Monumento a Washington, se prepara para custodiar a la próxima multitud que se reunirá el 20J en sus jardines.

Un escenario, por cierto, muy diferente al que hace exactamente 54 años Martin Luther King hizo soñar a un país. Un escenario que no será acompañado por los acordes del emblemático Teatro Apollo desde Harlem; baluarte de la lucha de los derechos civiles. Un escenario, en suma, muy diferente al que en su día describieron como un sueño americano.

 

Ana de Gracia se graduó en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y estudiante de Ciencias Políticas y de la Administración. Ha colaborado en radio durante cuatro años en la rama del periodismo cultural en España, así como para otros medios de comunicación digitales cultivando el género de la entrevista con personalidades del panorama actual de la cultura y de la política. Los viajes y los movimientos sociales la llevaron hasta São Paulo, Brasil, donde pudo llevar a cabo un proyecto de inmersión cultural durante su larga estancia en el país conviviendo con los indios guaraníes y analizando el impacto social que el movimiento globalizador ha provocado en la cultura indígena. Concienciada con los problemas sociales y con el periodismo comprometido, desde siempre ha querido dar voz a aquellas personas que han permanecido y permanecen invisibles para el resto de la sociedad. Actualmente trabaja en Onda Cero.

 

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