ONCE AÑOS DE ESPERANZA

Los días 16, 17 y 18 de noviembre, la Fundación Ciudad de la Esperanza y la Alegría celebra, en el Hotel Miguel Ángel de Madrid, la XI Edición de El Bazar de la India, mercadillo solidario  que recauda fondos para sus proyectos en La India, América Latina y, en esta ocasión también en España, con el fin de ayudar a las familias que, a causa de la crisis, viven bajo el umbral de la pobreza. A once años de la creación de la fundación, su presidenta María Moreno, narra, en una emotiva carta a GEA PHOTOWORDS, como ha sido su trayectoria, volcada en la ayuda a los más desfavorecidos en cualquier parte del mundo, labor por la que el pasado lunes recibió el Premio al Compromiso y la Labor Social, en la VIII Edición de los Premios Cándido.

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María Moreno en una escuela beneficiaria de la fundación. India.

Foto cedida por la Fundación Ciudad de la Esperanza y la Alegría.

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Por María Moreno para GEA PHOTOWORDS    

 

Ya hemos cumplido once años. Once largos años de lucha, de trabajo, de esperanza y de alegría, al ver cumplidos cada uno de nuestros proyectos. La Fundación Ciudad de la Esperanza y Alegría está inspirada en los principios espirituales de la Madre Teresa. Tenemos como objetivo prioritario, la pobreza y la acción directa, con especial interés en la mujer y los niños, por ser ellos los pilares de la sociedad y del futuro. Nuestras ayudas van dirigidas a los más pobres, a los que curamos y alimentamos. Pero, nuestra misión principal es la educación, un instrumento básico para salir de la marginación. Sin educación no hay futuro.

Es difícil relatar los inicios. En un principio, no entraba dentro de mis planes el crear una Fundación. Siempre había ayudado en pequeñas cosas, en distintos proyectos y en diferentes países, pero eran ayudas que salían del corazón, cosas mías que, como decía mi padre, nadie tenía por qué saber «que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda», me decía. Desde que tenía dieciséis años iba a casas de niños en acogida, a comedores para pobres o me embarcaba en trenes de la Esperanza acompañando a los niños enfermos a Lourdes. Ayudaba siempre en todo lo que podía.

 

MADRE TERESA

 

Pero mi vida cambió durante mi época de estudiante en Nueva York, mientras cursaba estudios en la Universidad de Columbia, después de terminar la carrera de Derecho en Madrid. Al llegar a esa gran ciudad, sentí un gran vacío que no sabía explicar hasta que tuve la inmensa suerte de conocer a la Madre Teresa. Ella, había abierto una casa en el Bronx, ayudada por el Cardenal O’conord, que también estaban creando allí su orden de sacerdotes. Me invitaron a la primera misa. Éramos muy poquitos y pudimos estar todo el día con la Madre Teresa. Tengo una anécdota muy graciosa con ella y es que cuando me la presentaron me regañó porque llevaba colgada una semilla muy bonita, de ojo de venado, que me había regalado una buena amiga y decían que daba suerte, aunque yo no era supersticiosa. La Madre Teresa me quito el colgante y me puso una medalla de La Virgen Milagrosa, que hasta la fecha conservo como un tesoro. Desde el día en que la conocí, la Madre Teresa se convirtió en mi referente.

Viví varios años en Nueva York, trabajé en Bolsa, conocí al que hoy es mi marido, Carlos, nos casamos, vivimos en México casi siete años y regresamos a Nueva York otros cuatro. En esa etapa empecé a colaborar en varios proyectos en Latino América, la mayoría relacionados con niños. Cuando regresamos a Madrid, ya teníamos varios proyectos en marcha que seguimos manteniendo.

Un día me llegó, a través de mi amigo Dominique Lapierre, una carta de Brother Gastón Grandjean o Dayanand , como muchos le llaman. En ella me describía la situación tan horrible que estaban pasando en el Delta del Ganges tras unas inundaciones, me comentaba que estaba él solo recogiendo cadáveres, con muy pocos voluntarios, porque los damnificados eran de la casta de los intocables y nadie se quería acercar a ellos. Era muy triste. Cuando lo leí me emocioné y me llego al corazón. Fue entonces cuando pensé por primera vez crear una Fundación para poder ayudar a toda aquella gente, para dedicarme a los pobres entre los pobres.

Para mí era fundamental el apoyo de mi padre, mi gran consejero, y aunque él siempre me decía que debía de ayudar desde el anonimato, le dije que necesitaba crear una Fundación porque nosotros solos ya no podíamos seguir adelante, necesitábamos una estructura más amplia para continuar ayudando a los más desfavorecidos. Me animó a seguir en esta nueva aventura con un solo consejo: Que las cuentas siempre estuvieran muy claras en todos los proyectos que emprendiera, y que auditara en todos en los sitios en donde actuara. Así lo he hecho siempre.

 

 SIEMPRE EN ACCIÓN

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Empezamos hace ya más de dos lustros. Mi marido nos dejo una oficina en el centro de Madrid y ahí como hormiguitas y con voluntarios empezamos poco a poco. El recorrido ha sido muy bonito, porque ha estado lleno de corazón y de gente maravillosa que nos ha ayudado muchísimo. Gente anónima, jóvenes y mayores, empresas y particulares, gente de la vida política, social o cultural y a todos les estamos muy agradecidos porque sin su ayuda no habríamos llegado a cumplir nuestros objetivos. Todos formamos piezas de un mismo rompecabezas. Hay miles de piezas, grandes, enormes, pequeñas, enanitas, pero todas son muy importantes. Si alguna faltara no habría rompecabezas y no podríamos tirar de él. Para nosotros todo es importante y siempre decimos que sí, si la causa es buena. Recibimos con agrado todo lo que nos quieran dar, aunque sean las migajas, son bienvenidas. Y hay que decir que sí para ayudar porque siempre se puede hacer algo. Hay que estar abiertos a los demás, y estar en el momento en que te necesiten. Hay que estar siempre en acción.
Hay muchas maneras de ayudar:  ofreciendo su tiempo, dando un contacto, con lo poco  o mucho que cada uno sepa hacer, yendo a ayudar en algún proyecto, poniendo la parte profesional de empresas para ayudar a ciertos departamentos, con un donativo, o simplemente con estar, con dar apoyo y cariño.

Estamos muy orgullosos de haber trabajado en proyectos en España, México, Salvador, Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú,  Haití , India y distintos países de África. Tenemos más de 70. 000 beneficiarios en todas estas partes del mundo. En la Fundación gestionamos distintos tipos de proyectos: Unos los hacemos y entregamos. Otros los hacemos y siempre vigilamos, pero intentamos que sean auto sostenibles. Y otros, como los orfanatos, que nunca serán auto sostenibles, les mantenemos, cuidamos y mimamos. Hoy en la Fundación CEA tiene delegaciones en toda España, atendidas por voluntarios. Hace unos días nos han dado una buena noticia y es que ya podemos funcionar también como una Fundación Americana a todos los efectos legales con lo cual podremos ayudar más a toda Latino América desde Estados Unidos.

 

ESCUELA DEPORTIVA EN LA INDIA

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También estamos firmando un convenio de colaboración con la Fundación Real Madrid, para hacer una escuela socio-deportiva en India, en un colegio de Panruti, en el estado de Tamil Nadu, donde hoy tenemos 4.400 niños y niñas de cinco religiones distintas. Por este centro educativo ya hemos recibido dos premios del Gobierno Indio al mejor colegio de todo el estado, en donde hay más de 80 millones de personas.
También en Panruti tenemos una escuela Politécnica con más de 1.900 estudiantes. La mayoría chicos, pero ahora estamos haciendo una campana grande para potenciar a las niñas. Esto es muy importante. Hemos inaugurado  una sección para ellas, y hemos hecho una biblioteca, salas de estudios etc.

En esta parte de la India, la más afectada tras el tsunami del año 2004, tenemos varios Orfanatos como el Joaquim Anbagam de Trichy y alguno de ellos con niños disminuidos en donde hacen rehabilitación, yoga y estudian. Hemos construido un hospital muy importante en Kameswaran en donde disponemos de varios dispensarios, unidades móviles y programamos campañas de vacunación. Nuestra organización, dada la situación actual de España, también está apoyando programas para ayudar en la cesta de la compra a familias en paro y con grandes necesidades en distintas zonas de Madrid, además de colaborar muy estrechamente con Mensajeros de la Paz, junto al padre Ángel.

En cuanto a la financiación, al tener pocos gastos todo nos cunde mucho más. Estamos trabajando continuamente en la presentación de proyectos a empresas, bancos o entidades. Nos presentamos a premios que, en ocasiones, tienen remuneración económica. Tenemos socios mensuales, trimestrales o anuales. Y no importa la cantidad que nos den, para nosotros todo cuenta y es importante. También organizamos eventos para recaudar fondos, dos de ellos muy importantes, una cena benéfica que hacemos todos los años en el Club de Campo, en la que todo el mundo ayuda una barbaridad y otro es El Bazar de La India que se celebra estos días. El Hotel Miguel Ángel nos dona sus salones y nos ayudan año tras año en una labor indispensable ya que con la recaudación de este evento solemos cerrar un proyecto. Contamos con la colaboración de muchísima gente, entre ellos la de los escritores Javier Moro, Enrique Rojas Marcos, Carmen Posadas, José Miguel Carrillo de Albornoz e Isabel San Sebastián que estarán firmando sus libros. Además de un stand gourmet y un bar abierto todo el día. Como novedad, este año, hay stand donado por la Fundación Real Madrid.

Sabemos que los tiempos son difíciles, pero nuestro sueño desde la Fundación Ciudad de la Esperanza y la Alegría, es seguir ayudando a la gente que más lo necesite al menos, durante otros once años más.

 

María MorenoEstudió la carrera de Derecho en el CEU de Madrid y Economía en la Universidad de Columbia, EE.UU. Fue la primera mujer española que trabajó como agente de bolsa en Wall Street. Ejerció como Directora para Iberoamérica de Inversiones y Presidenta de la empresa Trade Counsel. En 2001 abandonó su carrera empresarial para crear la Fundación Ciudad de la Esperanza y la Alegría que ha sido galardonada con numerosos premios nacionales e internacionales. María Moreno ha sido reconocida con el premio Woman Together por su lucha contra la pobreza. Su labor humanitaria se centra principalmente en la India aunque también tiene proyectos en Sudamérica, África y, también ahora, España.

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