TESTIGO CLAVE EN LA AUDIENCIA NACIONAL

El médico norteamericano Blake Kerr fue testigo directo e indirecto de abortos, esterilizaciones forzadas, torturas e infanticidios durante diversas estancias en el Tíbet entre los años 1987 y 1999. Además de estas aberraciones presenció muertes y agresiones en tiroteos callejeros de las fuerzas de seguridad contra manifestantes pacíficos y viandantes en Lhasa (capital del Tíbet). Después de 4 años de espera, estos crímenes cometidos por la policía china contra mujeres y niños han sido parte de su testimonio ante el juez Ismael Moreno la pasada semana. Son parte de los hechos denunciados por el Comité de Apoyo al Tíbet (CAT) en la causa que se investiga por genocidio, tortura y crímenes de guerra. Sus declaraciones y la evidencia escrita y audiovisual que ha aportado al juez sobre estas prácticas de control de la natalidad constituyen una pieza clave en la investigación del crimen de genocidio.

 

 Blake Kerr, médico estadounidense que declaró ante la Audiencia Nacional la semana pasada.

FOTO ©  Ángel López Soto

 

TESTIGO CLAVE POR EL GENOCIDIO DEL TIBET EN LA AUDIENCIA NACIONAL

Por Alán Cantos para GEA PHOTOWORDS 

 

Al bajar del avión solo llevaba un macuto bien pesado. Dentro, una corbata, un traje y mas de 20 kilos de evidencia en forma de informes, libros, diarios, decenas de CDs y DVDs. Todo perfectamente ordenado, listado y en paquetes diferenciados, cado uno envuelto en tankhas, los pañuelos de seda blanca que los tibetanos ofrecen en los recibimientos, despedidas y ocasiones auspiciosas. El destinado para entregar al juez iba envuelto en uno que le ofreció el Dalai Lama. A Blake Kerr se le saltan las lágrimas cada vez que tiene que repetir y enumerar lo que vio y grabó con cámara oculta en sus cuatro visitas al Tíbet. Nos explica que la emoción es doble: por un lado ve realizado su sueño y responsabilidad de contar en una tribunal lo que ha contado cientos de veces a la prensa y a los oídos sordos del Departamento de Estado de su país. Por otro lado desde la conciencia y el dolor de lo presenciado y el no haber podido hacer más o evitar a tantas víctimas tanto sufrimiento.


¿Qué significa para usted que ha dado cientos de entrevistas a los medios de comunicación testificar ante un juez?

Lo más importante con mucho de testificar ante un juez en un procedimiento de jurisdicción universal es que es la primera vez que tengo la sensación de poder conseguir algo más que un efímero interés mediático como un artículo en prensa o noticia en televisión. Es la primera vez que tengo la esperanza de que se pueda lograr algo. Concretamente, dictar una orden de arresto contra Jiang Zemin (antiguo presidente de China) o Li Peng (antiguo primer ministro de China).

¿Qué opina de la jurisdicción universal?

A mi entender la jurisdicción universal es una evolución natural de la civilización o de una sociedad civilizada y su sistema legal internacional. Hasta ahora no había conocido otro sistema que permitiera a un pueblo que se enfrenta al genocidio – como lo está sufriendo el pueblo tibetano – obtener justicia. Hasta ahora no había nadie que defendiera al pueblo tibetano. Así que en en mi opinión la jurisdicción universal es lo mejor que he visto para luchar contra ese tipo de crímenes y de impunidad.

¿Cuál es su inspiración y motivación en estas peligrosas investigaciones que ha realizado?

Cuando fui al Tíbet en 1987 vi con mis propios ojos cómo la policía china disparaba contra mujeres, niños y monjes tibetanos desarmados, cómo un joven de 16 años fue golpeado hasta la muerte con una pala, cómo un niño de 10 años a quien habían disparado en el corazón moría en mis brazos, cómo un hombre de 25 años también moría por un disparo en el corazón, cómo llevaban los heridos a los hospitales y a continuación la policía los llevaba a la cárcel en vez de permitir que recibiesen atención médica. Luego tener que ir a escondidas para atender a las víctimas de tortura e ir a escondidas para conocer a las víctimas de esterilizaciones forzosas. Todo esto me influyó profundamente. Me cambió la vida por completo. A partir de entonces no me imaginaba haciendo otra cosa que no fuese documentar lo que había visto. En realidad lo que vi en la manifestación de octubre 1987 en Lhasa fue solo la punta del iceberg. Durante los últimos 24 años me he dedicado a revelar las capas de la ocupación militar china y entrevistar no solo a los refugiados sino también hacer entrevistas con cámara oculta dentro del Tíbet para documentar la política nacional china de abortos y esterilizaciones forzosos y la tortura de presos políticos, con la esperanza de que algún día habría una vía para presentar estas pruebas ante un tribunal o hacer algo para las personas en el Tíbet que no tienen recurso legal alguno.

¿En estas visitas al Tíbet cuáles fueron los momentos mas intensos?

Si tuviera varias horas podría contestar a esa pregunta, pero hay algunos momentos que me vienen a la memoria de inmediato. Empezando por el 1 de octubre durante las revueltas, y Jampa Tenzing, cuya imagen es muy conocida por ser el monje que entró corriendo en la comisaría de policía que ardía para ayudar a sus compañeros cuando la policía china estaba matando a los monjes tibetanos que habían iniciado la manifestación. Cuando atravesó de vuelta la cortina de llamas había perdido la piel del brazo, la cara y el cuello, y cuando los tibetanos lo llevaban a hombros logré abrirme paso entre la multitud gritando `amcho´ (médico) y me dejaron pasar y cuando le encontré por primera vez perdía la consciencia para luego recuperarla y se podía oler la carne quemada de su cuerpo. Ver aquello fue algo nauseabundo…espeluznante. Otra cosa que me resultó muy, muy difícil fue cuando pasé varios meses con una cámara oculta viajando como médico que soy a distintos hospitales por todo el Tíbet, Amdo, Kham y la Región Autónoma del Tíbet para filmar a mujeres sometidas a abortos forzosos y mujeres que habían sido esterilizadas. Pero en una ocasión en particular casi me desmayé en la habitación. Estaba utilizando una cámara oculta y a la mujer le estaban practicando un aborto y pude ver cómo se aferraba a la mesa con las manos mientras gemía de dolor, sin anestesia. Se oían sonidos de succión. Vi como sacaron al feto mediante succión. Fue abrumador para mí, incluso como médico. Casi me desplomo.

 

Blake Kerr trató las heridas de este monje quemado en las manifestaciones de 1987.

Volvió a verlo una semana antes de que la policia china le matara dentro del Templo de Jokhang, Lhasa.

FOTO ©  John Ackerly

 

¿El momento mas peligroso?

¿Para mi? El momento mas peligroso con mucho fue el 1 de octubre a última hora de la mañana o primera hora de la tarde, cuando la policía china había tomado posiciónes sobre los tejados de los edificios alrededor del Barkhor (el distrito tibetano en Lhasa), enfrente del templo de Jokhang, sobre la comisaría de policía que ardía… sobre los edificios y alrededor nuestro había unos 60 policías chinos fuertemente armados con AK 47, vistiendo uniforme antidisturbios y lanzando gritos de muerte. Yo no entendía lo que decían pero gritaban al unísono y empezaron a dar patadas en el suelo con sus botas y a correr contra la multitud en dirección al templo del Jokhang. Yo me encontraba entre la multitud justo al lado de la puerta principal… y venían a la carga hacia nosotros… y en ese instante me di cuenta de que ya no razonaba. Me enfadé tanto – había visto morir a tres personas, algunos entre mis brazos, y tenía las manos cubiertas de sangre – que corrí sin pensarlo hacia la policía junto con unos doscientos khampas (uno de los pueblos tibetanos) y otros doscientos tibetanos y cargamos contra los policías y lo único que pensaba al mirarles a los ojos, gargantas e ingles era que se iba a librar un combate mano a mano y que yo iba a hacer todo lo posible para luchar contra ellos.

¿Qué opina de la actitud de los gobiernos occidentales con respecto a China, los derechos humanos y el Tíbet?

Quisiera empezar por mi propia experiencia. Cuando salí del Tíbet y regresé a los Estados Unidos fuimos – mi amigo John Ackerly con quien había viajado al Tíbet y yo – al Departamento de Estado para contarle al Oficial del Departamento de China lo que habíamos visto en el Tíbet, y nos quedamos horrorizados (voz enfática) al ver que no les interesaba en absoluto la ocupación militar del Tíbet, los muertos o heridos que habíamos visto, ni los abortos y esterilizaciones forzosos. Su mayor preocupación era y sigue siendo hacer negocios con China. Ha habido casos, que usted conocerá, en los que algunos gobiernos occidentales han criticado a China por sus abusos en materia de derechos humanos, y a lo que China ha contestado que son asuntos internos suyos y no incumben a nadie más. Es repugnante (voz enfática) ver a gobiernos negarse a apoyar los derechos de un pueblo que no puede defenderse… y es por eso que…[en voz entrecortada]… aunque en este momento esté algo emocionado y afectado, esta es la primera vez que he tenido la oportunidad de hablar y dar mi testimonio ante un juez bajo el principio de jurisdicción universal y gracias al equipo del CAT (Comité de Apoyo al Tíbet). Espero que se pueda lograr algo que no sea defender de boquilla a los tibetanos que siguen viviendo bajo una ocupación militar… esta es la primera vez que quizá, solo quizá, pueda haber una orden de arresto contra las cabezas del gobierno chino que son los responsables del genocidio y de los crímenes contra la humanidad cometidos contra el pueblo tibetano.

El movimiento de resistencia tibetano y el Satyagraha de Gandhi, ¿alguna relación?

Mahatma Gandhi intentaba atribuir poderes a la India para hacer frente de forma no violenta y liberarse de un régimen colonial opresivo. Para mí eso es idéntico a lo que he visto con mis propios ojos en el Tíbet una y otra vez. Para dar un ejemplo: ver monjas o monjes manifestarse. Saben que acabarán en la cárcel, que los van a torturar, que a las monjas las van a violar, que van a pasar meses infernales en la cárcel y probablemente a morir si desafían a sus interrogadores, si dicen que el Dalai Lama es el líder espiritual del Tíbet, si dicen que los chinos están ocupando el Tíbet serán apaleados brutalmente por sus creencias… Así que en mi experiencia en el Tíbet es una resistencia no violenta. He visto con mis propios ojos cómo los tibetanos se enfrentan a los policías chinos que les están disparando a ellos y a sus hijos y cómo se levantan y se manifiestan una y otra vez. Hubo 50 manifestaciones importantes que no llegaron a verse en Occidente antes de la que presenciamos John y yo junto con otros viajeros el 1 de octubre 1987 y que logramos fotografiar y documentar. Creo que la resistencia no violenta de Mahatma Gandhi y lo que predica y practica Su Santidad (el Dalai Lama) y el budismo, son idénticos.

¿La gente asocia la justicia con el castigo y la cárcel. ¿Dónde cree que empieza y acaba la justicia?

A mi parecer la justicia no es cuestión de cárcel sino de la verdad y la justicia universal se trata de personas que intentan enfrentarse a un régimen, país o ejército represivo y que carecen del poder para denunciarlo o combatirlo. Volviendo al contexto de Gandhi y los tibetanos en el Tíbet, no hay terroristas tibetanos ni ningún tibetano que haya fabricado jamás una bomba en el Tíbet. En su resistencia no violenta se enfrentan al exterminio de su cultura y de su pueblo. Sin la justicia universal y la ley internacional, sin otras organizaciones internacionales, sin la ayuda de otros gobiernos, serán exterminados. Necesitan la ayuda que proporciona la justicia universal para poder sobrevivir.

¿Qué les diría a los ciudadanos que opinan que la Justicia Universal no es efectiva?

El concepto de la jurisdicción universal existe ya desde hace mucho tiempo pero en lo que se refiere a ponerlo en práctica como ley internacional estamos al principio del esfuerzo para conseguir justicia universal para las personas en este planeta, dondequiera que estén, que sufren matanzas, exterminios… Nos queda mucho recorrido por delante, pero este es el único camino. Este es el camino de Gandhi. Es el budismo de la ley internacional: que ningún poder y ningún país está por encima de la justicia universal. Que si se comete cualquier crimen contra la humanidad en cualquier país es la responsabilidad de toda persona fuera de aquel país, toda persona que esté libre, y todo país que haya firmado los tratados y convenios internacionales contra el genocidio, la tortura, la esterilización, etc. Estamos al principio de una nueva frontera en la ley internacional y sin ella moriremos todos, no solo como individuos sino como planeta, como espíritu. Nos hace mucha falta la justicia universal. Nos hace mucha falta que la ley internacional evolucione para incluir este principio de jurisdicción universal y hacerlo cumplir y que otros países, otros abogados, otros jueces se levanten y lo hagan cumplir. Es ahí hacia donde tenemos que dirigirnos como pueblo, ya que estamos todos conectados y si dejamos que un pueblo perezca perdemos todos.

 

Alán Cantos es director del Comité de Apoyo al Tíbet (CAT)

 

English version of this interview.

 

Enlace a la nota de prensa del Comité de Apoyo al Tíbet (CAT).

 

Contacto con el Comité de Apoyo al Tíbet (CAT):  [email protected]


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